Como decía Engels en Anti-Dühring (1878), “la economía política, fundamentalmente, es una ciencia histórica; su materia es histórica, es decir, perpetuamente sometida al mudar y estudia, desde luego, las leyes particulares de cada fase de la evolución de la producción y el cambio”. Hoy preguntamos sobre planificación económica a Joaquín Arriola, profesor titular de Economía Política en la Universidad del País Vasco.
Durante toda su carrera, el profesor Arriola ha tenido una intensa actividad en economía y política. Es militante de HOAC, miembro del Centro Studi Trasformazioni Economico-Sociali (CESTES), Political and Ethical Knowledge on Economic Activities (PEKEA), International Development Economics Associates (IDEAs) y de la World Economics Association (WEA). También es miembro del Consejo Científico de la Fundación FOESSA. Además, es autor de numerosas obras como autor y editor. Entre sus libros se encuentran Flexibles y Precarios. La opresión del trabajo en el nuevo capitalismo europeo (El Viejo Topo, Barcelona 2005), Derecho a decidir (Los libros de El Viejo Topo, 2006), Crisis o Big Bang? La crisis sistémica del capital: ¿qué, cómo y para quién? (Editorial Nuevo Milenio, La Habana, Cuba 2010) y El despertar de los cerdos PIIGS. Una alternativa geoestratégica y monetaria de los PIIGS (Maia Ediciones, Madrid 2014).
Para empezar, no podemos pasar sin preguntarte por qué es necesario el estudio de economía política hoy en día.
Porque para transformar la realidad, primero hay que entenderla. Y son las relaciones económicas las que condicionan en mayor medida las relaciones sociales hoy en día. Por lo tanto, es una materia fundamental para la reflexión y transformación de la sociedad.
En el plano político actual, ¿qué importancia tiene el planteamiento de modelos de planificación económica por parte de la izquierda?
Uno de los problemas de la izquierda actualmente es su desorientación desde que se produjo la contrarrevolución neoliberal en los años ochenta. Esta contrarrevolución desdibujó el horizonte socialista y provocó incluso un cambio de mentalidad en cierta izquierda, que adoptó los principios ideológicos capitalistas, sustituyendo la perspectiva de clase y socialista por la defensa de las identidades y los derechos humanos. Por lo tanto, la planificación ya no forma parte del debate político, a pesar de que es parte fundamental del funcionamiento de la economía capitalista.
Prueba de que la planificación juega un papel importantísimo en el capitalismo es el alto grado de planificación que tienen complejos militar-industriales como el Pentágono, o empresariales, como los holdings y corporaciones. Por ejemplo, las grandes empresas de la información (TICs) se desarrollan tan rápidamente gracias a una minuciosa planificación de su estrategia empresarial.
Hoy por hoy no hay una reflexión por parte de la izquierda sobre el crecimiento, el desarrollo o la organización de la sociedad. Es más, las políticas dominantes en la izquierda se orientan a ser meros contables de la sociedad y la economía, contentándose con reasignar recursos y trasferencias presupuestarias. Está claro, por tanto, que la recuperación de un modelo crítico y alternativo al capitalismo es una asignatura pendiente. Ello pasa por plantear y comprender los modelos de planificación no capitalistas para avanzar en un planteamiento de superación de los mismos.
¿Cómo puede la izquierda usar los argumentos de la planificación económica como arma contra el modelo neoliberal?
El papel que tiene que jugar la izquierda se divide en varios niveles. Primero, desde la academia, se tiene que realizar un análisis crítico del sistema capitalista y plantear alternativas. Segundo, estas alternativas tienen que traducirse en propuestas transformadoras. Últimamente la izquierda ha dejado de lado el papel de buscar una alternativa al capitalismo, y parece en ciertos casos un elemento únicamente asistencial, en absoluto transformador.
En una entrevista de 2008 se comenta que estabas escribiendo un libro sobre planificación económica.
Sí, es un libro editado por Luciano Vasapollo, llamado “Il Tocororo e l’uragano. La pianificazione socio-economica come risposta alla crisi globale”. Participamos E. Echevarria, J. L. Rodriguez, R. Sanchez Noda y yo mismo.
¿Se dan las condiciones materiales hoy en día para implantar un modelo de planificación económica?
El propio desarrollo contradictorio de centralización del capital y al mismo tiempo de exacerbación de la competencia genera la necesidad de una planificación descentralizada, que es real y existe, para mantener el proceso de acumulación en marcha. Así, de facto, son los grandes holdings empresariales o la banca los que deciden, junto al Estado, sobre la planificación capitalista.
Sin embargo, esta planificación y asignación de recursos pone en cuestión la ideología del mercado, que se supone funciona según criterios que no se dan en realidad. Es falso que no haya concentración de poder y que la información esté distribuida de manera uniforme (véase el problema de la información asimétrica). Es decir, no es la “ley de la oferta y la demanda” lo que determina la asignación, si no únicamente la oferta. Son las decisiones de los capitalistas, es decir de la oferta, la que toma las decisiones. También habría que incluir aquí la oferta de servicios públicos, que responde, ésta sí, a una planificación no mercantil, pero subordinada a la planificación capitalistas. Y la demanda juega un papel meramente de contraste sobre la oportunidad y eficacia de aquellas decisiones. La famosa “soberanía del consumidor” existe bajo el capitalismo; pero es la soberanía del consumidor de medios de producción y de trabajo para producir mercancías. El consumidor final de mercancías, de meros bienes de uso, es impotente para imponer sus valores y criterios.
Por lo tanto, la planificación ya existe, es la oferta que rige el mercado. Aunque de manera descentralizada.
En relación con tu investigación actual, ¿cuáles son los temas relacionados con la planificación económica?
Actualmente tengo entre manos un tratado de economía internacional con Luciano Vasapollo. También quiero hacer una reflexión profunda sobre el Estado. Son los procedimientos de planificación del Estado los que podrían ser subsumidos o servir como insumo primero para avanzar en cuales podrían ser los procedimientos de planificación generalizados en un contexto post-capitalista.
¿Qué elementos crees que son fundamentales hoy en día para la elaboración de modelos de planificación económica? ¿Y qué problemas crees que enfrenta hoy día la planificación económica?
En términos generales, hay una falta de discusión política. En los años 20 y 30 del siglo XX hubo un intenso debate sobre la planificación económica con la participación estelar de Friedrich Hayek y Wassily Leontief. Una de las problemáticas que se debatían era la de los millones de decisiones que había que tomar en materia de asignación de recursos –intermedios y finales- en una economía centralmente planificada. Ante este problema, la escuela austríaca, representada por Hayek, rechazaba la viabilidad de la planificación y postulaba al mercado como sistema de gestión y asignación de todos estos recursos. También los partidarios de la planificación en ese debate creían que esta tenía que ser limitada y complementada por el mercado. Se pensaba que era la única manera de resolver ese problema de la gran dimensión de decisiones. Sin embargo, hoy en día, las tecnologías de la información y las teorías matemáticas de optimización planificación permiten gestionar todas esas decisiones con la tecnología existente. Es decir, la problemática cuantitativa está superada. El problema que hay que resolver actualmente es el de definir cuál debe ser el mecanismo contraste en un sistema planificado (en el mercado es la demanda). Es decir, es el problema de incorporar a los beneficiarios del sistema en el mecanismo de planificación. No es un problema técnico, sino político.
Un sistema de planificación necesitaría recabar constantemente información de la población para responder a las necesidades sociales. ¿Cómo debería hacerse esa toma de información? ¿A través de asambleas presenciales, comisiones, herramientas informáticas, etc.?
Debería haber diferentes niveles de intervención. Por ejemplo, el sistema de Parecon , que promueven Michael Albert y Robin Hahnel, es muy extremo, ya que necesita que todo el mundo esté continuamente reunido en asamblea. Por el contrario, el modelo de Cockshott y Cottrell, aunque se pregunta por el significado de la democracia en una economía planificada, no responde adecuadamente al problema de la participación de los usuarios/demandantes. Se trata de un problema no resuelto. Por una parte, habría que ver cómo los procesos más generales y las decisiones más importantes, cómo los grandes objetivos de planificación, podrían hacerse con procesos deliberativos que involucraran a toda la sociedad. A un nivel más particular, de asignación microeconómica de recursos intermedios, no harían falta mecanismos asamblearios constantes, sino una correcta coordinación entre unidades productivas. Y las demandas finales, cómo se integran en todo el proceso, sigue siendo una cuestión abierta.
Los algoritmos que se desarrollen para asignar la inversión en el plan general de planificación tendrán que optimizar los recursos siguiendo unos parámetros que hay que elegir. ¿Qué peso tendrían que tener los mecanismos democráticos frente a los técnico-matemáticos en la elección de estos parámetros?
Es una decisión irresoluble a priori. Hablando del Estado, por ejemplo, la construcción de una carretera o un hospital o una flota de tanques es generalmente una decisión política. Y las decisiones políticas pueden utilizar toda una gama alternativa de procedimientos más menos democráticos o participativos. En todo caso, en una planificación socialista, lo técnico tiene que estar subordinado a lo político, y lo político a la democracia, aunque el grado de subordinación depende de las circunstancias.
¿Cómo se podría combinar la autonomía de las empresas con un contexto de planificación económica?
Para ver las posibilidades, es importante observar y estudiar los ejemplos históricos. Hay un amplio espectro de modelos de planificación que se han desarrollado. Desde economías muy centralizadas, como Cuba, en las que no existen empresas, pues todas son unidades administrativas del estado, hasta economías con una planificación indicativa, como el Estado franquista o el Estado francés en la época del desarrollismo. Entre medias de estos extremos está, por ejemplo, la URSS, en la que se permitía cierto grado de autonomía y descentralización a las unidades productivas en un plan centralmente administrado, y más allá Yugoslavia, con una amplia descentralización administrativa y de unidades productivas. No hay un ideal de cómo combinar estas cosas. Habría que plantearse políticamente si lo que se quiere son decisiones descentralizadas, como en las multinacionales, autonomía de las partes, como en la planificación capitalista u otros modelos.
¿Existe en la actualidad alguna iniciativa que se pueda incorporar o que vaya en la dirección de un modelo de planificación económica?
Toda experiencia histórica tiene algo que aportar. En temas de planificación, quizás la URSS o Yugoslavia tengan más elementos rescatables que Cuba o Albania. Además, el modelo de planificación económica que surja es probable que no se parezca demasiado a otra experiencia histórica, ya que vivimos una nueva coyuntura tecnológica, de la cual no participaron prácticamente o lo hicieron de forma marginal los modelos socialistas de economía planificada que hemos conocidos hasta ahora. Como ejemplos, existen actualmente varias propuestas de planificación con diversos puntos de vista, desde la propuesta de Paul Cockshott y Allin Corttrell hasta la de Albert y Hahnel y otras muchas en medio (como las propuesta de Pat Devine o las de David Schweickart, por ejemplo).
Para finalizar, ¿Qué recomendaciones nos harías como grupo de cara a avanzar en el estudio y preparación de propuestas? ¿Qué lecturas nos recomiendas?
Como grupo que está empezando, os recomendaría que primero centralicéis información; que montéis una biblioteca. En el caso de España, la centralización de información sobre economía alternativa es una tarea muy necesaria. Posteriormente hay que poner la información disponible para todo el mundo y analizarla; hacer una reflexión sobre ello. Finalmente hay que vincularse con organizaciones de masas para incorporar a la opinión pública la necesidad y la viabilidad del socialismo y la planificación para construir un orden social de más bienestar, más democrático y racional. Lecturas recomendables para el grupo: la introducción del libro “Derecho a decidir” (editorial El Viejo Topo, 2006), que contiene muchas e interesantes referencias a la bibliografía disponible en castellano, y los tres volúmenes monográficos sobre planificación publicados por la revista Science & Society en abril de 1992, 2002 y 2012.

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