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Articulo original: http://web.mit.edu/slava/homepage/articles/Gerovitch-InterNyet.pdf
Slava Gerovitch
Este artículo examina varias iniciativas soviéticas para desarrollar una red informática nacional como base tecnológica para un sistema de información automatizado para la gestión de la economía nacional en las décadas 1960 y 1970. Explora el mecanismo por el cual estas propuestas fueron circuladas, debatidas y revisadas en el laberinto de agencias del Partido y del gobierno. El artículo examina el papel de diferentes grupos – entusiastas de la cibernética, economistas matemáticos, especialistas en computación, burócratas gubernamentales y economistas liberales – en la promoción, crítica y reconfiguración del concepto de una red informática nacional. El autor se centra en la dimensión política de propuestas aparentemente técnicas, la relación entre información y poder, y el papel transformador de los usuarios de la tecnología informática.
En octubre de 1961, justo a tiempo para la apertura del XXII Congreso del Partido Comunista, el Consejo de Cibernética de la Academia Soviética de Ciencias publicó un volumen titulado «La cibernética al servicio del comunismo». Este libro describió los grandes beneficios potenciales de aplicar computadoras y modelos cibernéticos en una amplia gama de campos, desde la biología y la medicina hasta el control de la producción, el transporte y la economía [1]. En particular, toda la economía soviética fue interpretada como «un complejo sistema cibernético, que incorpora un enorme número de diversos bucles de control interconectados». Los cibernéticos soviéticos propusieron optimizar el funcionamiento de este sistema mediante la creación de un gran número de centros de computación regionales para recopilar, procesar y redistribuir datos económicos con el fin de lograr una planificación y gestión eficientes. Conectar todos estos centros en una red nacional llevaría a la creación de un «único sistema de gestión automatizado de la economía popular» [2].
El nuevo Programa del Partido adoptado en el XXII Congreso incluyó la cibernética entre las ciencias llamadas a jugar un papel crucial en la construcción de la base material y técnica del comunismo. El nuevo Programa afirmó vigorosamente que la cibernética, las computadoras electrónicas y los sistemas de control «se aplicarán ampliamente en los procesos de producción en la fabricación, la industria de la construcción y el transporte, en la investigación científica, en la planificación y el diseño, y en la contabilidad y la gestión». La prensa popular empezó a llamar a las computadoras «máquinas del comunismo» [3].
Las declaraciones de los cibernéticos soviéticos causaron considerable alarma en Occidente. Un crítico estadounidense de «La cibernética al servicio del comunismo» escribió: «Si algún país lograra una economía completamente integrada y controlada en la que se aplicaran los principios «cibernéticos» para alcanzar diversos objetivos, la Unión Soviética estaría por delante de Estados Unidos en lograrlo. […] La cibernética puede ser una de las armas que Jrushchov tenía en mente cuando amenazó con «enterrar» a Occidente» [4]. La CIA creó una rama especial para estudiar la amenaza de la cibernética soviética [5]. Publicó numerosos informes, en los que señalaba, entre otras amenazas estratégicas, los planes soviéticos de construir una «Red de Información Unificada» [6]. Basándose en los informes de la CIA, en octubre de 1962 el mayor asesor del presidente John F. Kennedy escribió un memorándum secreto según el cual «la decisión soviética de apostar por la cibernética» daría a la Unión Soviética «una enorme ventaja». Advirtió que «para 1970, la URSS puede tener una tecnología de producción radicalmente nueva, involucrando a empresas enteras o conjuntos de industrias, administradas por un circuito cerrado con retroalimentación que utiliza computadoras autodidactas». Si la negligencia estadounidense de la cibernética continúa, concluyó, «estaremos acabados» [7].
Sin embargo, los grandiosos planes de los cibernéticos soviéticos de alcanzar una planificación y gestión óptimas de la economía popular mediante la construcción de una red nacional de centros de computación nunca llegaron a buen puerto. Los analistas occidentales han señalado los obstáculos tecnológicos al desarrollo de las redes informáticas soviéticas, tales como la falta de periféricos y módems fiables, la mala calidad de las líneas telefónicas y la debilidad del sector de software [8]. Aunque estas consideraciones limitaron significativamente las opciones para los defensores soviéticos de las redes informáticas nacionales, estos factores difícilmente podrían haber desempeñado un papel decisivo. Otros proyectos tecnológicos soviéticos a gran escala, como las armas nucleares y el programa espacial, pudieron superar retos tecnológicos mucho más graves. Este artículo, por el contrario, se centra en la dimensión política de varias iniciativas soviéticas para desarrollar sistemas de información computarizados a nivel nacional para la gestión de la economía popular entre finales de los años 1950 y 1970. Explora los orígenes, la consideración del gobierno y la transformación gradual de estas propuestas en un amplio contexto socioeconómico y político. Es un intento de extraer la historia de las redes informáticas soviéticas del estrecho contexto de la historia de la informática, haciéndola parte de la historia soviética, en la que la tecnología y la política estuvieron íntimamente vinculadas.
1. El auge de la «cibernética económica»
En el momento de la muerte de Stalin en 1953, la economía soviética «parecía una bestia agotada». [9] Como consecuencia de la colectivización forzada de la agricultura, la industrialización de choque, y las devastaciones de la guerra, la industria soviética sufrió graves desproporciones, escasez y precios arbitrarios. El sistema de planificación centralizado se enfrentaba a la tarea de asignar cuotas de producción a todas y cada una de las unidades económicas y distribuir la producción de acuerdo con el plan nacional continuamente revisado. La toma de decisiones de arriba hacia abajo no proporcionó estímulos para la iniciativa y la innovación. Los intentos de resolver estos problemas a través de medidas administrativas resultaron en la proliferación de agencias gubernamentales centralizadas y la expansión de la burocracia, complicando aún más la situación.
Poco después de consolidar su poder como líder del Partido Comunista y presidente del Consejo de Ministros, Nikita Jrushchov anunció una audaz reforma dirigida a una descentralización radical de la gestión económica. En mayo de 1957, introdujo un sistema de consejos económicos regionales. Se suprimieron los ministerios centrales que habían controlado ciertas ramas de la producción agrícola e industrial en todo el país, y los nuevos consejos asumieron la responsabilidad de todos los tipos de producción en sus regiones. Sin embargo, en lugar de reducir la burocracia y fomentar la iniciativa, la reforma produjo un caos total. Las cadenas de suministro se vieron gravemente interrumpidas, ya que diferentes empresas dentro de una misma cadena de suministro terminaron a menudo bajo el control de diferentes consejos regionales. Para remediar este problema, comenzó la «consolidación» gradual de los consejos: grupos de consejos regionales unidos para formar consejos interregionales más grandes; estos últimos, a su vez, agrupados bajo el consejo económico central de cierta república soviética; y los consejos republicanos estaban subordinados al Consejo Económico Supremo. Para coordinar la producción en diversas ramas de la industria en todo el país, se establecieron en Moscú varios «comités estatales», que asumieron muchas funciones de los antiguos ministerios centrales. Como resultado, en 1963 «el aparato burocrático para «gestionar» la industria no sólo no se había reducido, como se pretendía con el concepto de «descentralización», sino que casi se había triplicado» [10]. Al mismo tiempo, la producción industrial disminuyó constantemente de 1959 a 1964 [11].
La computadora digital electrónica apareció justo a tiempo para dar esperanza de una solución a los problemas económicos de la Unión Soviética. A finales de la década de 1950, el lenguaje de la cibernética adquirió el aura de objetividad y verdad, y la simulación por computadora llegó a ser vista como un método universal de solución de problemas. En ese momento, un grupo de destacados economistas, matemáticos e informáticos plantearon la posibilidad de utilizar las computadoras para mejorar la gestión económica. Bajo Stalin, los métodos matemáticos en economía habían sido sometidos a una crítica ideológica y se habían mantenido al margen de la disciplina. Con el inicio del «deshielo» político de Jrushchov, las ideas previamente suprimidas se discutieron ahora abiertamente [12]. En diciembre de 1957, la Academia Soviética de Ciencias sugirió en un informe confidencial a los dirigentes políticos que «el uso de computadoras para estadísticas y planificación debe tener una importancia absolutamente excepcional en términos de su eficiencia. En la mayoría de los casos, dicho uso permitiría que la toma de decisiones fuera cientos de veces más rápida y que se evitasenlos errores actualmente producidos por el engorroso aparato burocrático involucrado en estas actividades» [13]. La Academia propuso crear un centro de computación en cada región para ayudar a la planificación, estadística, ingeniería e investigación científica.
La computadora universal BESM-2 creada por el equipo del académico Sergey Lebedev en 1956. Luego se fabricaba a escala industrial.
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El movimiento cibernético soviético, que rápidamente ganó fuerza en la segunda mitad de los años 1950, proporcionó tanto un marco intelectual como un paraguas institucional para la economía matemática. Los cibernéticos soviéticos perseguían una agenda mucho más ambiciosa que la originalmente prevista por Norbert Wiener en su Cibernética o la desarrollada más tarde por el Grupo Cibernético en los Estados Unidos [14]. En el contexto soviético, el término «cibernética» abarcaba no sólo el conjunto inicial de conceptos de control por realimentación y teoría de la información, sino todo el ámbito de los modelos matemáticos y las simulaciones computarizadas de los procesos de «control y comunicación» en las máquinas, los organismos vivos y la sociedad. Al asociar estrechamente la cibernética con la informática y capitalizar la imagen popular de la computadora como un narrador de la verdad «objetivo», los cibernéticos soviéticos superaron la crítica ideológica anterior de los métodos matemáticos en diversas disciplinas y propusieron el objetivo de la «cibernetización» de todo el sector de las ciencias. En este sentido, la cibernética soviética no era una disciplina establecida, sino un ambicioso proyecto de introducción de métodos matemáticos y modelos informáticos en las ciencias biológicas y las ciencias sociales.
Un gran número de tendencias de investigación previamente marginadas encontraron su nicho bajo la égida del Consejo Académico de Cibernética, incluyendo la economía matemática, que fue reformulada como «cibernética económica» [15]. Conceptualizando la economía soviética en términos de cibernética, los científicos cibernéticos consideraron la planificación económica como ‘un enorme sistema retroalimentario de control (o regulación). Si se retrasa una «señal», el sistema puede empezar a oscilar.’ [16] Los cibernéticos económicos aspiraban a convertir la economía soviética en un sistema totalmente controlable y que funcionara de manera óptima mediante la gestión de sus flujos de información.
El Consejo de Cibernética creó una sección de economía, publicó regularmente artículos sobre economía matemática en los volúmenes anuales de «La cibernética al servicio del comunismo» y patrocinó varias conferencias que reunieron a matemáticos, informáticos y economistas. En 1958, sólo un puñado de economistas soviéticos estaban interesados en modelos matemáticos de planificación y gestión. En 1960, se celebró la primera conferencia nacional sobre el uso de métodos matemáticos y computadoras en economía y planificación; al año siguiente, más de 40 instituciones realizaron investigaciones sobre economía matemática [17]. Para 1967, el Consejo de Cibernética coordinó la investigación cibernética en unas 500 instituciones, y la mitad de ellas se dedicaron a aplicar los métodos cibernéticos a la economía.
Los proyectos soviéticos de gestión económica informatizada se inspiraron en gran medida en desarrollos paralelos de la computación militar. Todas las primeras computadoras soviéticas fueron construidas para los militares. La iniciativa de aplicar las computadoras en la economía surgió de los mismos ingenieros que diseñaron los sistemas militares, y ellos trajeron la filosofía de «mando y control» de la computación militar a sus propuestas económicas.
2. ¿Redes militares para uso civil?
A mediados de los años 1950, los planificadores militares soviéticos se alarmaron seriamente por la noticia sobre el desarrollo del sistema de defensa aérea estadounidense SAGE (Semi-Automatic Ground Environment), una red nacional centralizada de centros de mando y control computarizados capaces de coordinar una respuesta a una masiva ofensiva aérea [19]. Los soviéticos decidieron construir tres sistemas – un sistema de defensa aérea, un sistema de defensa antimisiles y un sistema de vigilancia espacial – cada uno con su propia red informática centralizada.
Las tres redes fueron desarrolladas independientemente por diferentes organizaciones. En 1956, se creó el Instituto de Investigación Científica No. 101 (posteriormente renombrado como el Instituto de Investigaciones Científicas de Equipamiento Automático) específicamente para diseñar un sistema nacional de defensa antiaérea con una función similar a la del SAGE. A principios de los años 1960, el Instituto desarrolló TETIVA, la primera computadora soviética basada en transistores, y construyó una red, que incluía ocho computadoras acopladas en pares para hacer copias de seguridad y ubicadas en centros de mando y control distribuidos [20]. A finales de los años 1950, el Instituto de Mecánica de Precisión y Tecnología Informática de Moscú desarrolló una red para un sistema prototipo de defensa antimisiles, con el nombre en clave «Sistema A», situado en el campo de pruebas de Sary-Shagan, cerca del lago Balkhash en Kazajistán. En el centro de mando y control dos grandes computadoras universales, M-40 y M-50, estaban conectadas con varias computadoras especializadas que controlaban las instalaciones de radar a distancia. El «Sistema A» fue probado con éxito en marzo de 1961, después de lo cual Jrushchov se jactó públicamente de que los antimisiles soviéticos podían »derribar a una mosca en el espacio exterior» [21]. Las obras sobre el sistema de vigilancia espacial comenzaron en 1962; su propósito era rastrear naves espaciales soviéticas y extranjeras con la alta precisión necesaria para la posible destrucción de satélites espías. Tenía dos nodos remotos, en Sary-Shagan y cerca de Irkutsk en Siberia, y un centro de mando y control cerca de Moscú. Cada nodo incluía ocho estaciones de radar controladas por computadora. El Instituto de Máquinas de Control Electrónico de Moscú desarrolló las computadoras M4-2M basadas en transistores para su red distribuida, que intercambiaba datos a través de miles de kilómetros y estaba totalmente automatizada [22].
M-40, la computadora que formaba base del «Sistema A», el prototipo de la defensa antimisiles soviética.
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El modelo SAGE de red de control jerárquico inspiró no sólo proyectos militares, sino también civiles. En una reunión plenaria de la Academia de Ciencias en octubre de 1956, el director del Laboratorio de Máquinas y Sistemas de Control, Isaak Bruk, propuso la creación de una red jerárquica de «máquinas de control» para recoger, transmitir y procesar datos económicos y facilitar la toma de decisiones mediante simulación por computadora [23]. Dos años más tarde, Bruk presentó a sus gerentes una nota, en la que justificaba la necesidad de utilizar computadoras para administrar la economía, incluyendo el cálculo de los saldos intersectoriales, el transporte óptimo y la fijación de precios. Su laboratorio se transformó en el Instituto de Máquinas Electrónicas de Control, que desarrolló las computadoras M4-2M para el sistema de vigilancia espacial, así como las computadoras M-5 para el procesamiento de datos económicos. En 1961 el Instituto fue transferido bajo el control del Consejo Estatal de Investigaciones Económicas, y más tarde del Comité Estatal de Planificación («Gosplan»), continuando al mismo tiempo con su labor en las aplicaciones tanto de defensa como económicas.
Otra propuesta para crear una red informática para la gestión económica vino directamente de los militares. En enero de 1959, el ingeniero coronel Anatoliy Kitov, subdirector del Centro de Computación No. 1 del Ministerio de Defensa, coautor del primer artículo soviético sobre cibernética y autor del primer libro soviético sobre computadoras digitales, envió su libro a Jrushchov y adjuntó una carta en la que abogaba por «un cambio radical y la mejora de métodos y medios de gestión con una transición de las formas de gestión manual y personal a los sistemas de gestión automatizados, basados en el uso de máquinas de computación electrónicas». Primero propuso instalar computadoras en varias fábricas grandes y agencias gubernamentales, luego unirlas para formar «grandes complejos», o redes, y finalmente crear un «único sistema de gestión automatizado» para la economía popular. Kitov sugirió que estas medidas llevarían a una reducción significativa del personal administrativo y gerencial e incluso a la eliminación de ciertas agencias gubernamentales. Se dio cuenta de que los posibles recortes de personal provocarían fricciones, y sugirió que debería crearse una nueva y poderosa agencia para implementar la automatización y reorganización del trabajo en todas las instituciones gubernamentales. La computarización de la gestión económica, argumentó él, «permitiría aprovechar al máximo las principales ventajas económicas del sistema socialista: economía planificada y control centralizado. La creación de un sistema de gestión automatizado significaría un salto revolucionario en el desarrollo de nuestro país y aseguraría una victoria completa del socialismo sobre el capitalismo.» [25]
La jefatura soviética tomó en serio la propuesta de Kitov y nombró a un grupo de expertos encabezado por el presidente del Consejo de Cibernética de la Academia de Ciencias, el ingeniero almirante Aksel’ Berg, uno de los mayores partidarios de Kitov. En junio de 1959, el Comité Central del Partido Comunista celebró una reunión en la que se pidió públicamente una amplia mecanización y automatización de la producción industrial y un desarrollo acelerado de las computadoras. En diciembre, el Partido y el gobierno adoptaron una resolución conjunta sobre la automatización en contabilidad e ingeniería. Sin embargo, los líderes soviéticos adoptaron un enfoque cauteloso. Alentó las nuevas tecnologías, pero no llegó a ninguna reforma organizativa. La resolución ordenó construir computadoras especializadas para el análisis económico, las estadísticas y la planificación, pero no incluyó las ideas más radicales de Kitov: una red informática nacional y un sistema de gestión automatizado para toda la economía.
Inspirados por su éxito parcial, los cibernéticos continuaron su campaña. En una conferencia nacional sobre matemáticas y tecnología informática celebrada en Moscú en noviembre de 1959, Berg, Kitov y el subdirectordel Consejo de Cibernética, el matemático Aleksey Lyapunov, presentaron un documento conjunto en el que proponían la creación de una «red unificada y gestionada por el Estado de centros de procesamiento de la información” bajo un «control centralizado», que sirviera como base para la implantación de «un único sistema uniforme de información y servicio informático, que satisfaga las demandas de todas las instituciones y organizaciones en el procesamiento de la información económica y en la ejecución de las tareas informáticas» [26]. En septiembre de 1960, ellos publicaron un artículo conjunto en la principal revista del Partido «El Comunista». Los autores argumentaron que un sistema de gestión automatizado para la economía nacional, basado en una red territorial unificada de centros computacionales, proporcionaría los medios para la recolección automática de datos económicos, la planificación, la distribución de recursos, la banca y el control del transporte. Afirmaron que a una computadora sólo le tomaría dos o tres minutos completar una tarea que a un trabajador humano le tomaría una semana. Teniendo en cuenta que casi un millón de personas participaban en el procesamiento de los documentos de suministro de material en diversos consejos económicos regionales y distintas empresas, los ahorros prometidos parecían enormes. Una introducción de computadoras reduciría el tiempo para planificar el suministro de tres o cuatro meses a tres días, reduciría la gestión a la mitad y reduciría el costo de la gestión de suministro por un factor de cinco. Los autores afirmaron que los gastos de instalación de computadoras se recuperarían en dos años. Prometieron que las computadoras mejorarían en gran medida la eficiencia y la productividad de la gestión económica y proporcionarían la base para un poderoso resurgimiento de la economía popular [27].
Ingeniero coronel Anatoliy Kitov, el autor del proyecto de la primera red informática nacional.
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Mientras tanto, a Kitov se le ocurrió una idea para reducir radicalmente el costo de construcción de un sistema computarizado a nivel nacional. Propuso crear de una red nacional de centros computacionales de doble uso para aplicaciones tanto militares como civiles. Tal como era típico en esa época, Kitov creía que las capacidades de las computadoras superaban la demanda. Razonaba que los cálculos militares no llenarían completamente la capacidad de los centros de computación, y en el tiempo libre estas instalaciones podrían ser utilizadas para fines civiles. Kitov sugirió construir estos centros bajo tierra en lugares secretos y protegerlos contra un impacto directo de una bomba. Luego, estos centros se conectarían mediante líneas de comunicación ocultas con estaciones de recogida de información civiles en las grandes ciudades, convirtiendo toda la red en un sistema de doble uso. Nuevamente, él presentó su propuesta directamente al liderazgo soviético, pero fue remitida a un comité del Ministerio de Defensa encabezado por el mariscal Konstantin Rokossovsky y dominado por los altos mandos militares. El mayor partidario de Kitov, Aksel’ Berg, ya había abandonado el gobierno en aquel momento, y a pesar del respaldo de un puñado de entusiastas informáticos menos influyentes entre los militares, la propuesta de Kitov fue rechazada. El llamamiento de Kitov a la dirigencia del Partido por encima de las cabezas de sus superiores militares y su crítica de la situación actual con la informática en el Ministerio de Defensa enfurecieron al comité. Fue expulsado del Partido Comunista, perdió su puesto de subdirector del Centro de Computación No. 1 y fue destituido del Ejército [28]. La propuesta fue rechazada formalmente por considerar que la combinación de funciones civiles y militares sería ineficiente. Tal vez los militares temían ser responsables de los fallos de la economía civil. Kitov personalmente creía que la razón principal detrás del rechazo de su propuesta era que «la gente en el poder estaba preocupada que, como resultado de la introducción de la tecnología computacional, muchos de ellos podrían resultar redundantes» [29].
A pesar de los contratiempos, los cibernéticos continuaron su campaña pública para una red informática nacional. En 1962, en otro artículo en «El Comunista», el destacado ingeniero de comunicaciones Aleksandr Jarkevich propuso construir un sistema de transmisión de información unificado a nivel nacional basado en los principios del SAGE. Propuso digitalizar todas las comunicaciones telefónicas, telegráficas, radiofónicas y televisivas y transmitir todas las señales a través de una red informática unificada que serviría como un «transporte de información». Él previó un «depositario central de información», que estaría totalmente automatizado y proporcionaría una respuesta instantánea a las consultas de información desde cualquier terminal de la red [30]. Finalmente, la campaña dio sus frutos: los líderes soviéticos adoptaron la visión cibernética.
3. El comunismo con un rostro cibernético
La visión de la economía soviética como un sistema cibernético atrajo a los dirigentes del Partido y del gobierno. Los líderes soviéticos aceptaron de buena gana la idea de que los problemas económicos podían resolverse simplemente mejorando los flujos de información y las técnicas de gestión, sin necesidad de una reforma radical. En un Pleno del Comité Central del Partido en noviembre de 1962, Jrushchov hizo un llamado a sus camaradas del Partido a tomar prestadas ampliamente las técnicas de gestión ‘racionales’ occidentales. En las condiciones de una economía planificada, él argumentó, estas técnicas serían aún más fáciles de implementar que bajo el capitalismo. Jrushchov llegó a considerar no sólo la economía, sino la sociedad soviética en general como un sistema estrictamente controlado, organizado y regulado en todos sus aspectos. El control cibernético de las líneas de montaje automatizadas le sirvió de modelo de cómo debería funcionar toda la sociedad: »En nuestro tiempo, el tiempo del átomo, la electrónica, la cibernética, la automatización y las líneas de montaje, lo que se necesita es claridad, perfecta coordinación y organización de todos los vínculos del sistema social, tanto en la producción material como en la vida espiritual» [31].
Irónicamente, la visión de Jrushchov chocó con los ideales sociales liberales cultivados por los cibernéticos. Norbert Wiener creía que una teoría social cibernética desempeñaría un papel liberador al romper las rígidas jerarquías verticales de control, al eliminar las barreras para la libre comunicación y al fomentar las interacciones de retroalimentación entre las diferentes capas de la sociedad [32]. Esta versión liberal de la cibernética social resonó ampliamente con el entusiasmo de los intelectuales soviéticos por el «deshielo» político que marcó los primeros años del gobierno de Jrushchov tras el «invierno» del régimen de Stalin. En su propia visión de una sociedad cibernética, sin embargo, Jrushchov hacía más hincapié en el control que en la comunicación. Él asociaba firmemente el comunismo con el orden social y la eficiencia organizativa. Jrushchov veía el discurso liberal sobre la «libertad» como potencialmente perturbador e incluso perjudicial para esta visión del comunismo bien ordenado. En marzo de 1963, le dijo a un grupo de destacados intelectuales: «¿Quizás pensáis que habrá libertad absoluta bajo el comunismo? Los que piensan así no entienden lo que es el comunismo. El comunismo es una sociedad ordenada y organizada. En esa sociedad, la producción se organizará sobre la base de la automatización, la cibernética y las líneas de montaje. Si un solo tornillo no funciona correctamente, todo el mecanismo se detendrá» [33].
En noviembre de 1962, el vicepresidente del Consejo de Ministros soviético Aleksey Kosygin llamó a su oficina al presidente de la Academia de Ciencias Mstislav Keldysh y al director del Instituto de Cibernética de Kiev Viktor Glushkov. Glushkov, que ya estaba familiarizado con las ideas de Kitov, presentó una nueva propuesta para construir un sistema automatizado para la planificación y gestión económica sobre la base de una red informática a escala nacional. En general, Kosygin apoyó la idea y pronto nombró a Glushkov presidente del Consejo Científico Interagencial sobre Tecnología Informática y Sistemas de Gestión Automatizados.
En mayo de 1963, el Partido y el gobierno emitieron una resolución conjunta, que decretó nuevas medidas drásticas para acelerar la introducción de las computadoras en la economía nacional. Numerosas agencias del gobierno central recibieron orden de establecer sus propios centros de computación e institutos de investigación. La cibernética se convirtió en una palabra de moda. La prensa popular promocionaba las computadoras como una panacea para todos los problemas, y los conceptos cibernéticos flotaban por todas partes, desde la filosofía hasta la propaganda atea. Incluso el yerno de Kosygin se quejó en privado de que tenía que poner «cibernética» en el título de su libro para hacerlo más atractivo [34].
Viktor Glushkov presentando la computadora universal «Dnipro» construida por su Instituto de Cibernética de Kiev. Exposición de los logros de la economía de Ucrania, 1962.
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El Instituto de Cibernética de Kiev comenzó a planificar una amplia reforma de la gestión económica basada en la computarización. En 1963, Glushkov visitó más de 100 organizaciones, estudiando sus métodos de gestión y flujos de información. El anteproyecto de una red informática nacional incluía entre 100 y 200 grandes centros en las principales ciudades que servirían como nodos regionales y se vincularían con 20.000 centros más pequeños ubicados en agencias gubernamentales y grandes empresas. Los grandes centros estarían conectados mediante canales específicos de banda ancha sin necesidad de conmutación de canales ni de mensajes. Los grandes centros estarían conectados por canales específicos de banda ancha sin necesidad de conmutación de canales ni de mensajes. La red soportaría una base de datos distribuida, a la que los usuarios podrían acceder desde cualquier terminal de la red tras una verificación automática de autorización [35].
La propuesta inicial de Glushkov incluía una disposición muy controvertida. Se imaginó que la nueva red supervisaría todos los aspectos de trabajo, producción y venta al por menor, y propuso eliminar el papel moneda de la economía y depender enteramente de los pagos electrónicos. Tal vez Glushkov esperaba que esta idea atrajera personalmente a Jrushchov. La eliminación del papel moneda evocó el ideal marxista de una sociedad comunista sin dinero, y pareció acercar la sociedad soviética a la meta de construir el comunismo, promulgada por Jrushchov en el XXII Congreso del Partido en 1961. El presidente de la Academia, Keldysh, que tenía mucha más experiencia en maniobras burocráticas de alto nivel, aconsejó a Glushkov que abandonara esta disposición, ya que »sólo suscitaría controversia». Glushkov cortó esta sección de la propuesta principal y la presentó al Comité Central del Partido por separado. Si la ideología tenía un papel importante en la toma de decisiones al más alto nivel, ésta sería su mejor oportunidad. Sin embargo, la propuesta de Glushkov de eliminar el dinero nunca obtuvo el apoyo de las autoridades del Partido.
Mientras que las propuestas cibernéticas anteriores habían sido desarrolladas únicamente por matemáticos y especialistas en computación, Glushkov cooperó sabiamente con economistas. Su Instituto de Cibernética estableció estrechos vínculos con el Instituto Central de Matemática Económica de la Academia de Ciencias, dirigido por el académico Nikolai Fedorenko. En 1964 Glushkov y Fedorenko publicaron una propuesta conjunta de un sistema unificado de planificación y gestión óptimas sobre la base de una red nacional unificada de centros computacionales a tres niveles. La red propuesta incluía decenas de miles de centros de computación locales para recopilar «información primaria», entre 30 y 50 centros de computación de nivel medio en las principales ciudades, y un centro de nivel superior que controlaría toda la red y prestaría servicios al gobierno.
Glushkov y Fedorenko propusieron una gran simplificación del engorroso procedimiento de recogida de información económica primaria. Los procedimientos existentes prescribían la recopilación de la misma información de distintas empresas a través de cuatro canales paralelos y relativamente independientes: el sistema de planificación, el sistema de suministro material y técnico, el sistema estadístico y el sistema financiero. En cambio, Glushkov y Fedorenko sugirieron recopilar todos los datos económicos una sola vez, almacenarlos en los centros de datos y hacerlos disponibles para todas las agencias relevantes. Glushkov y Fedorenko prometieron que la propuesta de sistema unificado de planificación y gestión óptimas proporcionaría apoyo para «una toma de decisiones óptima a escala nacional» al procesar «todo el volumen de la información económica primaria en su conjunto» [36].
Glushkov aspiraba a crear un sistema integral que definiría, regularía y controlaría las operaciones completas del aparato de gestión de la economía soviética. En efecto, él pretendía rediseñar toda la burocracia soviética: «desarrollar un diseño detallado de la jornada laboral y de la semana laboral para cada burócrata, crear listas detalladas de sus deberes, determinar claramente el orden de procesamiento de los documentos, la cadena de responsabilidad, el calendario, etc.» [37]. Esta propuesta de gran alcance se enfrentó a una oposición formidable.
4. La controversia sobre las computadoras en la planificación
La propuesta de Glushkov se enfrentó a la oposición por dos lados. Los administradores industriales y los burócratas del gobierno se oponían a la informatización de la planificación y la gestión económicas porque ponía al desnudo su ineficiencia, reducía su poder y control de la información y, en última instancia, amenazaba con hacerlos redundantes. Por otro lado, los reformadores económicos liberales vieron la propuesta de Glushkov como un intento conservador de centralizar aún más el control de la economía y de suprimir la autonomía de las pequeñas unidades económicas. Surgió una controversia.
Los economistas liberales vieron la solución de los problemas económicos soviéticos en la introducción de elementos de mercado en la economía. Propusieron una descentralización radical de la planificación y gestión económicas y la introducción de incentivos de mercado. A sus ojos, el proyecto de Glushkov simplemente conservaba formas obsoletas de gestión económica centralizada. Glushkov argumentó que su propuesta no centralizaría toda la toma de decisiones, sino sólo la planificación estratégica al más alto nivel. Creía que sería posible diseñar un sistema que proporcionase incentivos de cuasi-mercado para empresas individuales a través del modelado por computadora. Argumentó que esto funcionaría aún más eficientemente que el mercado real [38].
Foto retrato del académico Viktor Glushkov.
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Tanto los críticos soviéticos como los occidentales consideraron la propuesta de Glushkov como una »computopía». Cuestionaron la posibilidad de construir modelos matemáticos fiables de toda la economía, así como la validez de los datos suministrados para tales modelos [39]. Los economistas liberales argumentaron que en el sistema existente los órganos centrales de planificación y las empresas individuales podían manipular arbitrariamente varios datos y criterios económicos, y por lo tanto las computadoras sólo podían producir «resultados distorsionados, aunque con gran rapidez» [40].
Además, los críticos afirmaron que el proyecto de Glushkov desviaría los recursos que se necesitan urgentemente para reformar la economía. La construcción de las pirámides de Egipto, escribió un economista, fue «una de las razones por las cuales ese fértil y antiguo país se convirtió en un desierto. Si uno implementa vigorosamente una decisión económica sin sentido, eso arruina la economía. Según el proyecto de una red estatal unificada de centros de computación, estos centros se extenderían por todo el país como aquellas pirámides, diseñadas por matemáticos talentosos e ingenieros capaces pero con la participación de economistas incompetentes» [41]. Glushkov admitió que su proyecto costaría 20 mil millones de rublos a lo largo de 15 años. Reconoció que este proyecto sería más complejo y más difícil de implementar que el programa espacial y el proyecto de la bomba atómica tomados juntos. Sin embargo, insistió en que al final de este período de 15 años su plan aportaría al presupuesto 100 mil millones de rublos [42].
El mayor problema con el plan de Glushkov era que funcionaría sólo en el caso de su introducción completa. Sin una reforma radical de la gestión en el nivel superior, la optimización local perdió su significado. Un gerente de una fábrica ofreció una explicación franca: «No puedo reasignar porciones del fondo de salarios; viene con una orden estatal. Este fondo es mayor para la producción de tubos estrechos. Si reasignas las órdenes, esto alteraría la estabilidad de este fondo. Para aceptar su propuesta, habría que reformar todo el sistema de gestión» [43]. Los cibernéticos económicos admitieron que era imposible lograr la optimización local sin reformar los mecanismos económicos a escala nacional [44].
En junio de 1964, Glushkov presentó su propuesta formal al gobierno, pero los acontecimientos políticos pronto alteraron sus planes. En octubre, Jrushchov fue expulsado del poder y reemplazado por Leonid Brezhnev como líder del Partido y por Aleksei Kosygin como Primer Ministro. En noviembre, el Presidium del Consejo de Ministros debatió la propuesta de Glushkov. Se enfrentó a una fuerte oposición por parte de las mismas agencias gubernamentales que se suponía debían participar en su implementación. La idea de la gestión económica automatizada amenazaba con alterar la jerarquía de poder existente en la esfera económica: la recopilación de información a través de una red de centros computacionales desafiaría el papel de la Administración Central de Estadística, mientras que la planificación automatizada socavaría el monopolio del Comité Estatal de Planificación (Gosplan) sobre las decisiones económicas de alto nivel.
En lugar de oponerse directamente a la reforma de Glushkov, las agencias del gobierno central comenzaron a ralentizar y castrar el proyecto. Primero, los funcionarios de la Administración Central de Estadística pusieron objeciones a la idea del acceso directo al propuesto banco de datos central. El Consejo de Ministros les entregó la propuesta de Glushkov para que la «ultimaran». Esta agencia ya poseía una red nacional de estaciones para la recolección de estadísticas, y transformó silenciosamente el concepto de Glushkov de una red nacional de centros computacionales en una simple extensión de su propia red. Sin embargo, esta idea no le convenía a Gosplan: como la red informática perdió su función de planificación, todos los recursos parecían estar dirigidos a una agencia gubernamental rival. El Consejo de Ministros entregó debidamente el proyecto a Gosplan para otro «retoque». Mientras las dos poderosas agencias luchaban, tratando de acomodar el proyecto de Glushkov a sus propios fines, otra reorganización importante sacudió a la economía soviética.
En 1965, se desmanteló el sistema descentralizado de gestión económica regional que existía en la época de Jrushchov, y se restauró una estructura administrativa centralizada de los ministerios de la rama industrial. En 1966, el Partido y el gobierno emitieron otro decreto que autorizaba un programa a gran escala para introducir los sistemas computarizados de gestión de la información en la economía. El decreto fue un típico compromiso burocrático entre los campos de los planificadores y los estadísticos: la Administración Central de Estadística se encargó del desarrollo de una red nacional de centros de computación, mientras que varios ministerios fueron autorizados a establecer sus propios centros de computación y a desarrollar sistemas de información de gestión en las empresas bajo su control. La Administración Central de Estadística abogó por la construcción de una red de centros informáticos regionales, pero Gosplan insistió en organizar la red según su propia estructura departamental, que correspondía a grupos de industrias. Mientras continuaba la disputa, no se tomó ninguna medida sobre el plan de la red [45]. La construcción de sistemas de información de gestión en las empresas individuales y en las agencias centrales procedía de forma ad hoc: durante el período 1966-1970, se construyeron 414 sistemas de este tipo sin ninguna coordinación o red de conexión [46].
Mientras tanto, los militares pasaron a una nueva generación de sistemas de mando y control distribuidos con capacidades de conexión en red más sofisticadas. El Instituto de Mecánica de Precisión y Tecnología Informática desarrolló una red de ocho computadoras 5E92B para un complejo de defensa antimisiles, con el código «Sistema A-35», que fue construido para proteger a Moscú de un ataque con misiles [47]. El Instituto de Complejos Informáticos, que se separó del Instituto de Máquinas de Control Electrónico, construyó otra red para un sistema de alerta temprana, que incluía dos nodos cerca de Riga y Murmansk y un centro de mando y control cerca de Moscú [48]. El Instituto de Investigaciones Científicas de Equipamiento Automático diseñó otra red para apoyar un sistema de control automatizado para las Fuerzas Misilísticas Estratégicas. Esta red tenía una cobertura nacional, transmitía mensajes codificados a través de canales de comunicación de baja calidad, utilizaba un enfoque de sistemas abiertos y conmutación de datagramas [49].
Debido al omnipresente secretismo, la economía soviética no podía aprovecharse de ninguna innovación tecnológica en la industria de la defensa. E incluso si se hubiesen levantado las restricciones del secretismo, habría sido muy difícil adaptar las tecnologías militares para uso civil. Al tratar con componentes poco fiables, los ingenieros de la industria de defensa intentaron simplificar el diseño de computadoras. En lugar de construir computadoras universales y complejas, desarrollaron una gran variedad de pequeñas computadoras especializadas con algoritmos cableados. Cada tipo de armamento estaba controlado por su propio tipo de computadora; en total en la industria de defensa soviética se desarrollaron más de 300 tipos diferentes de computadoras especializadas [50]. Sus diseños altamente específicos eran inútiles en un contexto civil. El complejo militar-industrial soviético funcionaba como un «agujero negro» de información: todo entraba, pero nada salía.
5. Socialismo virtual: la información es poder
Un nuevo impulso a la idea de una red informática nacional llegó a finales de los años 1960, cuando los líderes soviéticos se enteraron del desarrollo de la ARPANET en los Estados Unidos. Glushkov presentó una nueva propuesta, aún más ambiciosa que la anterior. Propuso unir los sistemas de información de gestión de todos los niveles – desde las empresas individuales, pasando por los sistemas ramificados de diversos ministerios y los nodos regionales, hasta el nivel superior del gobierno – para crear el Sistema Estatal Automatizado de Recopilación y Procesamiento de la Información para la Contabilidad, la Planificación y la Gestión de la Economía Popular (abreviatura en ruso – OGAS). Glushkov argumentó que cuanto más grande fuera un objeto controlado por un sistema de gestión automatizado, mayor sería su efecto económico [51]. A menos que el procesamiento de la información económica fuera automatizado, advirtió él, a mediados de los años 1980 casi toda la población adulta de la Unión Soviética estaría involucrada en la planificación, la contabilidad y la gestión [52].
El desarrollo territorial del proyecto OGAS entre 1967 hasta 1977.
Imagen (alta resolucion): https://bit.ly/2wC3JdR
Para hacer su idea más agradable a varias agencias gubernamentales, Glushkov afirmó hábilmente que el OGAS no controlaría la economía como tal, sino sólo los flujos de información en la economía. Glushkov insistió en que el OGAS no socavaría el sistema existente, en el que los ministerios individuales ya controlaban sus sectores de la economía y acumulaban información en sus propios centros de computación. El OGAS sólo haría que el sistema funcionara más eficientemente. «Para organizar los flujos de información a escala nacional», argumentó, «se necesita centralizar la gestión interagencial de todos los bancos de información y centros de computación, no la gestión de la economía» [53]. Así pues, el OGAS fue presentado no como una superagencia económica, sino simplemente como un sistema de gestión para el procesamiento de la información y el desarrollo de software. Una de las funciones del OGAS, por ejemplo, sería la redistribución de las tareas computacionales entre los diferentes centros informáticos con la ayuda de «estaciones de envío de información» especiales, con el fin de equilibrar la carga a través de la red. Glushkov aspiraba a hacer del OGAS un banco de información verdaderamente universal, que acumularía toda la información concebible desde el nivel más bajo hasta la cima. Llegó incluso a sugerir que el OGAS incluiría no sólo datos fácticos, sino también propuestas e ideas innovadoras de los individuos: «Ya que el objeto del control no es sólo el equipamiento, sino también el personal, hay que incluir toda la información sobre las nuevas ideas y proyectos técnicos, tecnológicos, económicos y organizativos que tienen los trabajadores de una determinada empresa» [54].
Algunos intelectuales liberales comenzaron a ver en la propuesta de Glushkov el fantasma de un sistema de vigilancia omnipresente; otros la descartaron como una utopía tecnológica. Los economistas argumentaron que la solución no estaba en procesar grandes cantidades de información, sino en reducir la cantidad de información necesaria para la toma de decisiones: «El exceso de información no sólo es inútil, sino que también es perjudicial» [55]. Los expertos en gerencia afirmaron que los sistemas de información de gestión «simplemente habían reforzado los métodos anticuados de contabilidad y mantenimiento de estadísticas en las corporaciones estadounidenses» e insistieron en que primero se debe implementar una reforma de la gestión, y sólo entonces iniciar el proceso de computarización [56].
Por su parte, Glushkov consideraba la computadorización como un vehículo de reforma. Creía que su misión era «no sólo científica y técnica, sino también política» [57]. Estaba convencido de que una reforma podría venir sólo desde arriba, y puso sus esfuerzos en convencer a los líderes soviéticos para que apoyaran al OGAS. Como resultado, el proyecto de resolución del XXIV Congreso del Partido, publicado en 1971, autorizó el proyecto OGAS a gran escala, pero esta decisión pronto fue revocada. Los dirigentes soviéticos también se dieron cuenta de que el proyecto OGAS tenía implicaciones políticas directas, lo que amenazaba con alterar el equilibrio de poder establecido. Poco antes del Congreso, el Politburó decidió reducir el plan OGAS. Ahora sólo pedían una introducción más amplia de sistemas de información de gestión en las empresas individuales, pero se aplazó la creación de un sistema de gestión automatizado para toda la economía. Los planes de construir una red nacional de centros de computación sobrevivieron, aunque sólo en el papel. A falta de un objetivo económico claro, la costosa construcción de una red nacional difícilmente podría llevarse a cabo.
Los funcionarios del ministerio se dieron cuenta de que había muchas maneras de afrontar el reto cibernético sin perder necesariamente su control sobre el poder. Cada ministerio construyó sus propios centros de computación y desarrolló sistemas de información de gestión para sus necesidades internas. En 1971-75, el número de estos sistemas se multiplicó por casi siete, pero a menudo utilizaban equipos y programas incompatibles y no formaban ninguna red interinstitucional.
Mediante la construcción de sistemas de información de gestión especializados, los ministerios de la rama industrial soviética sentaron las bases técnicas para fortalecer el control centralizado sobre sus empresas subordinadas. Ahora los ministerios no tenían que compartir información o poder con ninguna agencia rival. Por el contrario, cada ministerio podría utilizar la tecnología informática para reforzar su control sobre la información sensible. «El Ministerio de Metalurgia decide qué producir, y el Ministerio de Suministros decide cómo distribuirlo. Ninguno de los dos cederá sus poderes a nadie», explicó un funcionario [58]. «Tener diferentes ministerios es como tener diferentes gobiernos», observó otro [59].
Historias similares se repetían cada cinco años, a medida que se elaboraban nuevos planes económicos para la aprobación en los Congresos del Partido. El XXV Congreso de 1976 y el XXVI de 1981 aprobaron debidamente las nuevas reencarnaciones del proyecto OGAS. Cada vez los esfuerzos para construir una red de centros de computación se detuvieron a nivel ministerial y no llegaron a la escala nacional.
La tercera versión del OGAS ilustrada por Viktor Glushkov.
Imagen: https://ibb.co/RP9QyzQ
Cuando los sistemas de gestión computarizados son compatibles, pueden servir para unir diferentes empresas, pero si son incompatibles, las dividirán con la misma eficacia. Al acelerar el desarrollo de sistemas incompatibles basados en sucursales, los ministerios bloquearon eficazmente la idea de una red informática nacional [60]. En la década de 1970 se desarrollaron de forma independiente varias redes de sucursales para la aviación civil, la predicción meteorológica, la banca y la investigación académica [61]. La mayoría de ellos colapsaron junto con la Unión Soviética. Nuevas redes de tipo Internet surgieron sólo en la década de 1990, y no fueron creadas por el gobierno, sino por empresas comerciales.
6. Conclusión: de una red a un patchwork
En la década de 1960, al igual que en la Unión Soviética, las tecnologías informáticas se convirtieron en «instrumentos de política» en los Estados Unidos y el Reino Unido [62]. El gobierno británico decidió no financiar una propuesta temprana para una red de conmutación de paquetes, ya que en ese momento prefirió apoyar proyectos tecnológicos con un claro valor comercial, y las redes informáticas no parecían ajustarse a este perfil. Sin embargo, las prioridades del gobierno de EE.UU. fueron dictadas por la Guerra Fría y el estado financió, a través del Departamento de Defensa y otras agencias, una amplia gama de iniciativas informáticas, incluyendo la primera red de conmutación de paquetes, la ARPANET. Pero a diferencia de las autoridades soviéticas y británicas, el gobierno de Estados Unidos facilitó la transferencia de nuevas tecnologías del sector militar a la economía civil haciéndolas disponibles de forma libre y proporcionando incentivos para un mayor desarrollo. En los EE.UU., el gobierno apoyó las nuevas tecnologías; los nuevos usos fueron estimulados por empresas privadas, que aprovecharon la reinvención de la computadora, primero como una máquina de negocios y luego como un dispositivo de comunicación [63].
Los líderes soviéticos también tenían la visión de una red informática nacional como un «instrumento de política». La idea de crear una red de este tipo surgió como parte de propuestas de gran alcance para reformar la economía mediante la creación de un sistema de gestión automatizado a escala nacional. El destino de la red informática demostró estar inextricablemente ligado a la suerte de estas grandes propuestas, que tenían profundas ramificaciones políticas y sociales. La visión cibernética de la gestión automatizada como vehículo de la reforma económica se basó en las aspiraciones tecnocráticas de los cibernéticos soviéticos. Creían que una solución tecnológica – la combinación de un modelo matemático correcto, un algoritmo eficiente y una potente red informática – produciría un cambio socioeconómico, tanto para potenciar a las empresas individuales como para proporcionar una planificación óptima a escala nacional.
Los cibernéticos soviéticos imaginaban un sistema orgánico y autorregulador, pero paradójicamente insistían en construirlo por decreto desde arriba. Argumentaron en contra del crecimiento gradual desde abajo, porque las partes individuales no funcionarían eficientemente sin un sistema integral a nivel nacional, y un enfoque fragmentario sólo conservaría las prácticas existentes. Sin embargo, un sistema de gestión nacional, cualquiera de cuyas partes individuales no era viable, no podría ser viable por sí mismo.
A menor escala, esta visión se implementó en Chile de Allende, donde el cibernético británico Stafford Beer diseñó Cybersyn, un sistema nacional de gestión económica automatizada. Se suponía que Cybersyn debía proporcionar la máxima autonomía a las empresas individuales dentro del sistema de planificación integral. Sin embargo, al igual que con el OGAS, la implementación real de Cybersyn subvirtió efectivamente su objetivo inicial. La nueva tecnología «sirvió para afianzar aún más muchas de las prácticas de gestión que habían desempoderado a los trabajadores antes de la presidencia de Allende, en lugar de provocar un cambio revolucionario» [64].
Estudios recientes sobre la «co-construcción» de tecnología y sus usuarios enfatizan el papel de los usuarios en la definición, modificación, rediseño y resistencia a las nuevas tecnologías, y también exploran los efectos de la tecnología en la definición y transformación del usuario [65]. En los debates sobre la red informática nacional soviética, varios organismos debatieron si convertir las redes informáticas en una herramienta de centralización o descentralización, en un lugar de circulación de la información o en un depósito seguro de la misma, en un vehículo de reforma o en parte del sistema de gestión existente. También se cuestionó la posición del usuario. Los cibernéticos esperaban establecer una nueva agencia central para supervisar la gestión de la información en todos los demás organismos gubernamentales, pero los ministerios lograron asumir el papel de usuarios primarios de los sistemas de gestión de la información. Estos usuarios reinterpretaron y modificaron la tecnología de los sistemas de información a medida que surgía. Transformaron el concepto original de una red nacional en un patchwork de bancos de datos subordinados al ministerio. Los usuarios también redefinieron la ARPANET: la red fracasó en su propósito inicial como herramienta de intercambio de recursos, pero tuvo un gran éxito como un lugar de comunicación, cuando surgió el servicio de correo electrónico [66]. En el caso de la ARPANET, esta nueva lógica alentó un mayor crecimiento de la red. Por el contrario, en el caso soviético, la lucha por el control de la información de gestión facilitó la división de la red en islas desconectadas. Los cibernéticos aspiraban a reformar el gobierno soviético con una herramienta tecnológica cuyo uso definía el propio gobierno. Esto resultó, naturalmente, en una transformación de la propia herramienta – de un vehículo reformador a un pilar del statu quo.
Escrito por Slava Gerovitch,
para History and Technology Vol. 24, No. 4, December 2008, 335–350
Traducción de inglés a castellano por Andriy Movchan
Slava Gerovitch es historiador de ciencia y tecnología, profesor de historia cultural de las matemáticas en el MIT. Nació en Lyubertsy, cerca de Moscú, en 1963, y se trasladó a los Estados Unidos en 1992 para obtener su doctorado en el MIT. Es autor de varios libros sobre la historia de la cibernética, el programa espacial y la comunidad matemática en la URSS.
Notas
1. Como se presentó en el clásico de 1948 (Wiener, «Cybernetics»), la cibernética combinó nociones de ingeniería de control y teoría de la información para afirmar un mecanismo universal de auto-organización y comportamiento intencional en máquinas autorreguladoras, organismos vivos y sociedad. La perspectiva cibernética se basa en una amplia gama de analogías de máquinas: los procesos neurofisiológicos y económicos se comparan con el servomecanismo controlado por retroalimentación, la comunicación humana se interpreta como la transferencia de información a través de canales ruidosos, y el sistema nervioso se compara con el ordenador.
2. Kitov, «Kibernetika i upravlenie», 207, 216.
3. Para una historia general de la cibernética soviética en los años 1950 y 1970, vea Gerovitch, «From Newspeak to Cyberspeak».
4. Malcolm, «Review», 1012.
5. Conway and Siegelman, «Dark Hero», 391.
6. Ibid., 318.
7. Arthur Schlesinger, Jr., to Robert Kennedy, 20 October 1962; Schlesinger Personal Papers, John F. Kennedy Library, Boston, Mass., box WH-7, «Cybernetics».
8. Goodman, «Computing», 545.
9. Judy, «Soviet Economy», 642.
10. Medvedev and Medvedev, «Khrushchev», 107.
11. Judy, «Soviet Economy», 643
12. Para una reseña histórica de la evolución de la economía matemática soviética, vea Ellman, «Planning Problems», 1–17.
13. Nesmeianov y Topchiev al Presidium del Comité Central, 14 de diciembre de 1957;
Archivo Estatal Ruso de Historia Contemporánea, Moscú, f.5, op. 35, f. 70, l. 119.
14. Sobre la historia de la cibernética en los Estados Unidos, vea Heims, «Constructing a Social Science».
15. Sobre la «cibernética económica» soviética, vea Gerovitch, «From Newspeak to Cyberspeak», 264-84, y la literatura citada allí.
16. Bruk, «Perspektivy primeneniia», 147.
17. Beissinger, «Scientific Management», 165.
18. Berg, «Ekonomicheskaia kibernetika», 148.
19. Sobre la historia del SAGE, vea Edwards, «Closed World», cap. 3.
20. Malinovsky, «Pioneers of Soviet Computing», caps. 3 y 4.
21. Ibid., cap. 4; Pervov, «Sistemy», 40–43; Trogemann et al., «Computing in Russia», 215–20.
22. Malinovsky, «Pioneers of Soviet Computing», cap. 4; Pervov, «Sistemy», 142–48.
23. Bruk, «Perspektivy primeneniia», 147.
24. Malinovsky, «Pioneers of Soviet Computing», cap. 3.3.
25. Kitov a Jrushchov, 7 de enero de 1959; papeles de Kitov, Museo Politécnico de Moscú.
26. Berg et al., «Possibility of Automation», 130–31.
27. Berg et al., «Radioelektroniku – na sluzhbu».
28. Malinovsky, «Pioneers of Soviet Computing», cap. 2.2.
29. Kitov, «Chelovek», 45.
30. Kharkevich, «Informatsiia i tekhnika».
31. Acta de la reunión de los dirigentes del Partido y del gobierno con los intelectuales, 8 de marzo de 1963; Archivo Estatal Ruso de Historia Sociopolítica, Moscú, f. 17, op. 165, d. 164, l. 196.
32. Wiener, «Human Use».
33. Acta de la reunión de los dirigentes del Partido y del gobierno con los intelectuales, 8 de marzo de 1963; Archivo Estatal Ruso de Historia Sociopolítica, Moscú, f. 17, op. 165, d. 164, l. 196. Sobre el papel del control social de rutina y la vigilancia mutua bajo Jrushchov, vea Kharkhordin, «The Collective and the Individual».
34. Keeny, Jr, «Search for Soviet Cybernetics», 85.
35. Malinovsky, «Pioneers of Soviet Computing», cap. 2.
36. Glushkov y Fedorenko, «Problemy vnedreniia», 87–88. Vea también Judy, «Information, Control».
37. Kapitonova y Letichevskii, «Paradigmy i idei», 191–92.
38. Ibid., 374.
39. Neuberger, «Libermanism», 142.
40. Evsei Liberman, citado en Cave, «Computers», 46.
41. Popov, «Problemy teorii», 160.
42. Malinovsky, «Pioneers of Soviet Computing», cap. 2.
43. Citado en Zalgaller, «Vospominaniia», 451.
44. Vea «Ekonomisty i matematiki za “Kruglym stolom”».
45. Vea Bartol, «Soviet Computer Centres».
46. Conyngham, «Technology», 430.
47. Pervov, «Sistemy», 183–84.
48. Ibid., 239–46.
49. Filinov y Zakharov, «Igor’ Aleksandrovich Mizin»; Malinovsky, «Pioneers of Soviet Computing», cap. 4.
50. Trogemann et al., «Computing in Russia», 212–13.
51. Maksimovich, «Besedy s akademikom», 66.
52. Ibid., 56.
53. Kapitonova y Letichevskii, «Paradigmy i idei», 189.
54. Glushkov, «Kibernetika», 92.
55. Birman, «Dissent», 14.
56. Mil’ner, «Lessons», 9.
57. Malinovskii, «Istoriia vychislitel’noi tekhniki», 162.
58. Citado en Zalgaller, «Vospominaniia», 451.
59. Golovachev, «Hercules», 72.
60. Sobre la automatización de la planificación y la gestión en el período Brezhnev, vea Beissinger, «Scientific Management»; Conyngham, «Technology», y Cave, «Computers».
61. Goodman, «Computing»; Trogemann et al., «Computing in Russia», 168–76.
62. Abbate, «Inventing the Internet», 40.
63. Ibid., cap. 1; Mowery and Simcoe, «Is the Internet»; National Research Council, «Funding a Revolution»; y Norberg and O’Neill, «Transforming Computer Technology».
64. Medina, «Designing Freedom», 602.
65. Oudshoorn and Pinch, «How Users Matter».
66. Abbate, «Inventing the Internet», 104–11.
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Como siempre, los capitalistas junto con el gobierno de los EE.UU chingando al mundo.