Autor: Alan Ernesto Segura Pérez

Partiendo de la clásica formulación de Marx (1859) en el Prólogo a la Crítica de la Economía Política, la producción de la vida material de los seres humanos tiene dos componentes principales que dan forma al resto de sus instituciones sociales, políticas y culturales: el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción.

Para el caso del modo de producción capitalista, estas bases son un modo de producción industrial y la propiedad privada sobre los medios de producción.

Por lo general los comunistas se han enfocado en el aspecto social de la producción que es particular al capitalismo, es decir, las relaciones e instituciones sociales ligadas a la propiedad privada, dejando en un segundo plano las particularidades propias de una economía industrial.

Sin embargo, la práctica revolucionaria del siglo XX demostró que la mera “estatización” de las empresas privadas no era suficiente para transitar hacia un nuevo modo de producción basado en la gestión colectiva1. Las economías industriales son sistemas complejos, por lo que para su gestión eficiente se requieren herramientas técnicas e instituciones sociales adecuadas a su buen funcionamiento2

En este artículo analizaremos cuales son los requisitos fundamentales para la transición hacia un nuevo modo de producción basado tanto en la producción industrial como en la propiedad colectiva de los medios de producción, el cual llamaremos economía democráticamente planificada. La tesis principal es que existen requerimientos propios tanto del componente industrial de la economía como del de propiedad colectiva, los cuales tienen igual peso en la transición hacia una economía democráticamente planificada. De faltar los elementos técnicos para la gestión de una economía industrial, se corre el riesgo del mal funcionamiento e incluso colapso del sistema económico; y de la ausencia de los elementos democráticos de gestión colectiva, la economía puede experimentar una deriva autoritaria que eventualmente permita el retorno de las relaciones sociales de la propiedad privada. De ello se desprende que el modo de producción comunista sea esencialmente planificación + democracia.

Características del modo de producción industrial

La producción industrial está caracterizada por el desarrollo de las tecnologías de copiado de información (moldura, fundición, imprenta), lo que vuelve a la capacidad de procesamiento de grandes cantidades de datos un requisito fundamental para los procesos de producción en masa, así como para el funcionamiento en conjunto de una economía industrial (Cockshott et al., 2009).

Las economías industriales se caracterizan por la interconexión entre distintas empresas o procesos productivos, por lo que un proceso en particular requerirá ciertos insumos provenientes de otros procesos, y a su vez sus productos terminados pueden ser insumos para otros procesos. Al crecer la variedad de productos generados por las economías industriales, la complejidad de las interconexiones entre sectores y procesos productivos aumenta de manera exponencial3.

Las economías capitalistas lidian con las complejidades de organización de las economías industriales primordialmente mediante el uso de mecanismos de mercado.4 Estos mecanismos se basan en las señales proporcionadas por un conjunto de indicadores económicos agregados (precios de productos y tasas de interés) para influir en las decisiones de producción de cada empresa en un periodo. Con base en la información pública de precios de insumos, precios de competidores y tasas de interés, y la información privada de sus costos de producción, cada empresa determina de manera aislada la escala de su producción para un periodo determinado, con miras a obtener una tasa de ganancia objetivo (Cockshott et al., 2009, p. 103).

Sin embargo, debido a que no existe una coordinación explícita entre las unidades productivas, las economías capitalistas tienden sistemáticamente a problemas de sobreproducción o subproducción al interior de los sectores productivos o entre sectores, los cuales solo son comunicadas ex-post (y con un considerable retraso temporal) a las empresas individuales mediante los mecanismos de mercado. Cuando estos problemas de coordinación económica se conjugan con el motivo de ganancia privada que guía a la producción capitalista, éstos pueden desembocar en una crisis económica generalizada y/o en tragedias humanitarias (hambrunas, crisis sanitarias, violencia social, etc.).

En términos matemáticos, esto implica que las economías de mercado se caractericen por tener un número enorme de grados de libertad (Cockshott et al., 2009, pp 139-140), lo que recurrentemente lleva a inestabilidades en el sistema (crisis de desequilibrio sectorial), así como a que éstas sufran de problemas de desempleo crónico, pobreza estructural y grandes desigualdades en la distribución del ingreso (Farjoun et al., 2022).

Comunismo y planificación económica

Ante la complejidad de las economías industriales, la respuesta comunista debe ser la organización del sistema industrial de manera tal que se garantice un nivel de vida digno para la totalidad de la población, restringiendo los valores posibles de las variables económicas para evitar las distribuciones del ingreso a las que tienden las economías de mercado5.

La planificación de una economía industrial requieresimular un gran número de sub-sistemas a diferentes niveles sectoriales y regionales. Para ello son de gran utilidad los modelos de insumo-producto6 desarrollados durante la segunda mitad del siglo XX, los cuales simulan las principales interacciones entre los sectores productivos en las economías industriales. Estos modelos proveen de información a un nivel mucho más desagregado que los meros mecanismos de precios de las economías capitalistas, por lo que su uso generalizado puede ser una guía muy útil para determinar la escala productiva de los distintos sectores, así como para distribuir la carga laboral asignada a las distintas unidades productivas dentro de un mismo sector.

Adicionalmente, la crisis ecológica actual ha puesto en evidencia la necesidad de no únicamente modelar las dinámicas de la economía industrial, sino también las relaciones que existen entre las actividades productivas humanas y los procesos metabólicos de los ecosistemas planetarios, con el objetivo de mantener la producción dentro de límites que sean sustentables para la reproducción de los sistemas biológicos. Para simular estas relaciones se harían uso de los métodos de evaluación multicriterio que han sido desarrollados por la rama de la economía ecológica (Planning for Entropy, 2025).

La conclusión general es que debido a la creciente complejidad de las actividades productivas humanas, así como su creciente impacto en los sistemas biológicos del planeta (de los que dependen para llevar a cabo estas actividades), se vuelve necesario el uso de todas las herramientas de simulación disponibles para modelar las interacciones tanto al interior de los sistemas como entre ellos, con el objetivo de planificar de la manera más informada posible la producción, de formas y dentro de límites que garanticen la sustentabilidad tanto de la vida humana como de los procesos metabólicos del resto de la vida en el planeta.

Relaciones de propiedad y democracia

Las relaciones de propiedad sobre los medios de producción definen en dónde recae el poder7 dentro de un orden social particular, y por tanto quienes serán los encargados de tomar las decisiones fundamentales, que son las relacionadas a la organización del proceso productivo de la vida material.

En el caso de las sociedades capitalistas, los medios de producción son de propiedad privada, lo que implica que la toma de decisiones se verá concentrada en una pequeña fracción de la sociedad, y por tanto no es posible que sociedades de este tipo puedan ser consideradas como democráticas. De democratizarse la gestión de los medios de producción, está efectivamente pasaría a tomar una forma de propiedad colectiva, lo que entra en contradicción directa con el principio de propiedad privada.

Por tanto, la forma de gobierno que tenemos en las sociedades capitalistas es una oligarquía, ya que las capacidades efectivas de decisión residen en círculos sociales exclusivos y excluyentes. En el mejor de los casos, los mecanismos de elección parlamentaria de las sociedades burguesas permiten que los ‘mejores’ miembros de las clases trabajadoras sean elegidos para administrar el gobierno de las clases propietarias, lo que transforma a la oligarquía en aristocracia (Cockshott y Cottrell, 1993, p. 158).

Por definición, la democracia es el gobierno de la gente común o gobierno de los pobres (Cockshott y Cottrell, 1993, p. 157). Esto implica tanto un poder popular en el ámbito de la producción de los distintos sectores que comprenden una economía, así como en las decisiones públicas que afectan la infraestructura de vida básica de cualquier sociedad (educación, vivienda, vías de comunicaciones y transportes, salud, infraestructura urbana, leyes, etc.). Por tanto, la única forma de propiedad social que es compatible con los principios de la democracia es la propiedad colectiva.

Propiedad colectiva y democracia

La propiedad colectiva implica gestión colectiva, ya sea de los asuntos públicos o de la producción. Para ello se vuelve necesaria la existencia de mecanismos institucionales que permitan la participación de todos los involucrados y afectados en la gestión de los temas sociales y productivos.

Machover (2009) define los siguientes principios generales para la toma de decisiones democráticas:

  • Soveranía del pueblo: el poder de tomar decisiones respecto al funcionamiento y administración de una sociedad pertenece colectivamente a la gente que constituye a esa sociedad. Esto no implica que todas las decisiones deban ser tomadas directamente por toda la sociedad, pero sí que aquellos que las tomen deben de obtener su mandato directamente del pueblo y solo pueden derivar su autoridad de éste.
  • Empoderamiento de la población: el poder de los ciudadanos para influir en la administración de la sociedad debe ser maximizado, y por tanto la dilusión del poder popular que necesariamente involucra algunos mecanismos de decisión indirecta debe ser minimizada.
  • Sufragio universal: capacidad de sufragio para toda la población, sin discriminación por sexo, pertenencia étnica, creencias religiosas, etc.; pero delimitando de manera correcta los constituyentes que deben de tomar cada decisión.
  • Sufragio igualitario: en la toma de decisiones indirecta (a través de delegados o representantes) es necesario lidiar con la problemática de distritos electorales de diferentes tamaños. Se debe encontrar solución a los diferentes pesos que deben tener los votos de delegados que representan a distritos constituyentes de diferentes dimensiones, de manera que los constituyentes de gran tamaño no sean sub-representados, y que los de menor tamaño no sean excluidos de la toma de decisiones.
  • Gobierno de la mayoría: las decisiones deben ser tomadas en base a la mayorías simple o absoluta. Sin embargo, este principio debe ser limitado para proteger los intereses de ciertas minorías, y algunos principios fundamentales de la sociedad deben ser protegidos de ser revocados por una mayoría simple (para cambiar temas de tipo constitucional debe ser necesaria una mayoría absoluta).

Los mecanismos propuestos para llevar a la práctica estos principios son variados: el uso de referendos para la elección directa por parte de los involucrados en la toma de decisiones; modelos de consejos representativos para la toma de decisiones a diferentes niveles sectoriales y geográficos; elección de asambleas representativas de forma distrital, proporcional o mediante procedimientos híbridos (por sorteo). Cabe mencionar que estos mecanismos de toma de decisiones democráticas no son mutuamente excluyentes y, de manera análoga a los modelos para controlar una producción industrial, tienen más bien un carácter complementario entre sí (Machover, 2009).

Conclusión: comunismo como planificación y democracia

Los mecanismos concretos tanto para planificar una economía industrial como para asegurar la gestión colectiva de dicha economía pueden ser variados, y dependerán en gran medida del contexto social, cultural y económico específico en el que se desarrollen.

Lo que se vuelve innegable es que cualquier modo de producción que busque superar al capitalismo debe lidiar simultáneamente con los desafíos que surgen de la gestión colectiva de una economía industrial.

Si no lidiamos con las complejidades de una economía industrial, y dejamos la organización de la producción a los mecanismos anárquicos de tipo mercado, entonces una alta desigualdad en la distribución del ingreso será inevitable, lo que eventualmente traerá de vuelta las jerarquías sociales que fundamentan la propiedad privada sobre los medios de producción.

De estar ausentes los mecanismo democráticos para la toma de decisiones, entonces no puede existir una gestión colectiva de la producción social, por lo que la planificación será utilizada como un mero mecanismo para eficientar la explotación de las poblaciones trabajadoras por parte de los propietarios privados8.

De ello se concluye que no importa los mecanismos, modelos o instituciones particulares que se utilicen (o la particular combinación de éstos), los principios fundamentales del modo de producción comunista se encuentran en el control planificado de la economía industrial (mezclando mecanismos a diferentes niveles sectoriales y geográficos) y la gestión colectiva de la economía industrial (democracia).

Bibliografía

– Bramall, C. (2009): Chinese Economic Development, London and New York, Routledge.

– Cockshott, P. y Cottrell, A. (1993): Towards a New Socialism, Nottingham, Spokesman.

– Cockshott et al. (2009): Classical Econophysics, London and New York, Routledge.

– Farjoun et al. (2022): How Labor Powers the Global Economy: A Labor Theory of Capitalism, Switzerland, Springer.

– Lukes, S. (2005): Power a Radical View Second Edition, Great Britain, palgrave macmillan.

– Marx, K. (1859): Zur Kritik der Politischen Ökonomie, Berlin, Franz Duncker.

– Machover, M. (2009): Collective Decision-Making and Supervision in a Communist Society, LSE Research Online.

– Miller, R. E. y Blair, P. D. (2009), Input-Output Analysis: Foundations and Extensions, 2da edición, Nueva York, Cambridge University Press.

– Phillips, L. y Rosworski, M. (2019): The People’s Republic of Walmart, Verso Books.

– Planning for Entropy (2025): Planificación democrática de la economía, metabolismo social y medio ambiente, traducción en español en https://cibcom.org/planificacion-democratica-de-la-economia-metabolismo-social-y-medio-ambiente/.

Notas

  1. Los experimentos socialistas soviéticos y chinos fueron pioneros en los procesos de gestión colectiva de economías industriales, y si bien tuvieron éxitos considerables, también tuvieron varios fracasos y errores. Para un balance crítico de estas experiencias históricas véase, por ejemplo, Cockshott y Cottrell (1993) y Bramall (2009).
  2. Mucho se habla de la supuesta eficiencia del modo de producción capitalista, pero las constantes crisis de sobreproducción y el desempleo crónico de estas economías son una muestra de que las relaciones sociales de propiedad privada son ineficientes para garantizar el buen funcionamiento de una economía industrial.
  3. Se ha demostrado que para las economías industriales la complejidad de las interrelaciones entre sectores es del orden de O () para N tipos de productos distintos, lo cual es formalmente computable y posible con las tecnologías actuales; aunque con el uso de algoritmos para resolver matrices dispersas la complejidad del problema se reduce a O (C N²), siendo C una magnitud muchos ordenes menor a N (Cockshott et al., 2009, p. 108).
  4. Debido a las carencias de los mecanismos de mercado, las empresas capitalistas han comenzado a introducir mecanismos de planificación para sus procesos productivos, así como en sus relaciones comerciales con distribuidores y compradores ligados a sus procesos (Philips y Rosworski, 2019).
  5. Estudios recientes han llegado a la conclusión de que las economías capitalistas de mercado “tienden a una alta concentración del capital resultando en una muy elevada concentración del ingreso caracterizada por una distribución lognormal con una cola de Pareto” (Cockshott et al. 2009, p. 290).
  6. Una introducción a los modelos de insumo-producto y su uso en la planificación económica puede encontrarse en https://cibcom.org/matematicas-para-planificar-una-economia/. Para una revisión más a fondo sobre la metodología de insumo-prodcuto, veáse Miller y Blair (2009).
  7. Tanto poder para como poder sobre (Lukes, 2005).
  8. En esencia, la distopía de un capitalismo cibernético, plasmada en la literatura y producción visual del género Ciberpunk.
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