Ian Wright

El contexto: la crisis organizativa de la clase trabajadora

Me parece evidente que el pluralismo de la estrategia política es esencial para el éxito del movimiento socialista por la simple razón de que nadie conoce el futuro, que está completamente abierto, por lo que -como cualquier otra disciplina científica- la ciencia de la revolución debería considerar múltiples hipótesis diferentes acerca de la mejor manera de proceder.

Segundo, también me parece evidente que los datos históricos demuestran que las formas políticas socialistas -por ejemplo, partidos reformistas, sindicatos militantes, el movimiento cooperativista, los partidos revolucionarios de vanguarda, etc.- han fracasado repetidamente en el objetivo de derrocar el capitalismo a una escala global (y, a menudo, ni siquiera es su objetivo). Hay una oportunidad de que lo hagan algún día, pero las probabilidades parecen escasas. De hecho, la experiencia histórica sugiere que, a la práctica, estas formas sostienen o apoyan las relaciones de propiedad capitalistas, o construyen estructuras sociales que únicamente consiguen abolir temporalmente estas relaciones hasta, eventualmente, colapsar. La crisis de la organización de la clase obrera es profunda y duradera -para aquellos que estén dispuestos a mirar el fracaso cara a cara.

En consecuencia, creo que es esencial que algunos marxistas dediquen tiempo en pensar, proponer y experimentar con nuevas formas de organizaciones de clase. Desde mi punto de vista, deberíamos dedicar más tiempo en el movimiento marxista a buscar nuevas formas políticas diseñadas para abolir el capitalismo a escala global. Lo opuesto -es decir, dedicar mayor tiempo y energía a las instituciones socialistas existentes- siempre supone un beneficio a corto plazo, pero puede acarrear el coste de perder un premio mucho mayor.

Esta es la razón por la que merece la pena estudiar el “comunismo de riesgo” (en el original Venture Communism, se repite a lo largo del texto). Es un conjunto de ideas propuestas inicialmente por un informático, artista y activista, Dmitri Kleiner, en 2005. El razonamiento del “comunismo de riesgo” es desarrollar un nuevo tipo de organización revolucionaria que inmediatamente permita a los trabajadores empezar a salir del sistema capitalista y entrar en un sistema comunal, donde los medios de producción sean poseídos conjunta e igualitariamente.

Sin embargo, antes de que podamos entender y evaluar el “comunismo de riesgo”, primero deberemos considerar y comprender el capitalismo de riesgo.

Marx acerca del ciclo del capital-dinero

Empecemos con el análisis de Marx del ciclo del capital-dinero.

El dinero funciona como capital y deviene en capital-dinero cuando participa en la práctica social que usa el dinero no solo como medio de intercambio, sino también como suma principal que financia la producción por un período de tiempo a cambio de una parte de los beneficios.

El ciclo empieza con un avance del capital-dinero para adquirir los medios de producción y la fuerza de trabajo. Los trabajadores añaden su trabajo y transforman los medios de producción en mercancías, listas para ser vendidas en el mercado. Finalmente, y en circunstancias habituales, las mercancías son vendidas a cambio de un beneficio.

En consecuencia, la aportación inicial de capital-dinero vuelve al capitalista con una ganancia. Este beneficio puede ser usado para consumir bienes de lujo o invertido para incrementar la capacidad productiva (por ejemplo, desarrollando o comprando nuevos medios de producción), o ambas.

Una vez el ciclo del capital-dinero empieza a funcionar se convierte en una práctica social que se retroalimenta, una especie de máquina de movimiento perpetuo. El capital-dinero vuelve al capitalista, preparado para empezar un nuevo ciclo.

Esto es fantástico si posees una gran cantidad de capital. Puedes repartir tus riesgos en diversos ciclos, tumbarte y disfrutar de los incrementos en los beneficios agregados.

Marx llama el capital-dinero el ‘motor principal’ de la producción capitalista porque es el motor que impulsa la acumulación de capital.

Su análisis del ciclo se postula a un nivel bastante abstracto, puesto que buscaba capturar las características esenciales de todos los tipos de ciclos de capital-dinero posibles. Esto explica parcialmente porqué Marx no examina específicamente el capital de riesgo en ninguno de los 4 tomos del Capital.

Además, aunque el capital de riesgo haya, en una forma u otra, existido desde el inicio del capitalismo, no fue hasta la Segunda Guerra Mundial que aparecieron empresas en EEUU dedicadas al capital de riesgo.

En consecuencia, concluimos que Marx simplemente no tiene mucho que decir acerca de las características específicas del capital de riesgo o el nacimiento de nuevas empresas capitalistas.

Capital de riesgo

Así que, ¿cuáles son las características específicas del capital de riesgo?

Para empezar una nueva empresa productiva se necesita dinero. Se necesita dinero para pagar las facturas hasta que tengas algo que vender con lo que generar ingresos. Hay algunas maneras de tener acceso al capital. Si eres de una familia rica puedes pedírselo a ellos. O quizá un inversor caído del cielo te financiará el capital inicial. O, si tienes un recorrido o algo de tracción en el mercado, puedes intentar captar fondos de capital de riesgo. Los fondos de riesgo prefieren invertir en empresas que estén a punto de entrar en una frase de crecimiento considerable.

Por simplicidad mezclaré todas las fuentes de capital privado juntas – y lo llamaré capital de riesgo. Definiremos capital de riesgo como el capital que financia el crecimiento de empresas nuevas o en etapas iniciales a cambio de capital social, donde el capital social es una parte de la propiedad de la empresa.

El capital de riesgo proporciona el aporte inicial al ciclo de capital-dinero. Es un tipo de capital de arranque que empieza un ciclo completamente nuevo.

En este sentido, el capital de riesgo se convierte en el motor principal del nacimiento de nuevas empresas.

Cómo el capital de riesgo reproduce las relaciones sociales capitalistas

Pero no es el motor principal del nacimiento de cualquier tipo de empresa. Crea empresas específicamente capitalistas.

Explicaré esto con un ejemplo. Imaginemos por un momento que nosotros (tu, yo y algunos amigos) queremos empezar un negocio de producir aplicaciones. Exponemos la idea a capitalistas de riesgo y les gusta.

Pedimos un préstamo de 100.000 libras. Y proponemos que el tipo de interés del préstamo incluya una prima de riesgo adicional, ya que reconocemos que nuestro negocio puede fracasar antes de que devolvamos el préstamo. Además, proponemos que los activos de nuestra empresa, como por ejemplo las máquinas para crear las aplicaciones que estamos comprando con el préstamo, actúen como colateral. De esta manera, si nuestro negocio fracasa, los capitalistas de riesgo pueden reducir sus pérdidas liquidando nuestros activos.

Esto nos parecería una oferta justa para nosotros, ya que los capitalistas de riesgo reparten su riesgo en un amplio portfolio de nuevos proyectos.

Aun así, no llegaríamos muy lejos y nos echarían rápidamente de sus oficinas.

La razón es muy simple. Los capitalistas de riesgo no están interesados en ofrecer préstamos a start-ups. Lo que quieren es capital social – quieren la propiedad compartida de la empresa. E idealmente quieren una participación mayoritaria de la empresa. El problema con el préstamo, desde su punto de vista, es que puede ser devuelto. En ese punto, la empresa sería completamente nuestra, y no tendrían ningún derecho sobre los beneficios que nuestro trabajo generaría.

En cierta manera, un préstamo les parece un intercambio demasiado igualitario.

Por el contrario, el capital social les otorga potestad sobre los beneficios de la empresa. Una vez tienen capital social pueden reclamar una parte de los beneficios del trabajo ajeno siempre y cuando mantengan sus participaciones, y hasta que la empresa esté en funcionamiento.

El capital social es explotación en su esencia. Y esto es por lo que los capitalistas de riesgo lo quieren. Y, debido a que tienen el monopolio en la oferta de capital, lo piden y lo obtienen.

Así que, los que quieran empezar un negocio de hacer aplicaciones se enfrentan a esta realidad externa: para obtener el financiamiento deben incorporar una empresa capitalista y permitir que posean el capital para que puedan reclamar el trabajo ajeno.

Así que justo en el nacimiento de las nuevas empresas los capitalistas inyectan las relaciones de propiedad explotadoras.

De hecho, el mayor motivo por lo que se fundan cooperativas de trabajadores a una tasa menor en comparación a las empresas capitalistas es porque las cooperativas no pueden acceder a capital de riesgo. Imagina que eres un capitalista de riesgo y tienes que elegir entre invertir en una empresa que te otorga capital social y otra que no. La elección es clara.

Pero empezar una cooperativa de trabajadores no es sólo más difícil. También tenemos que ser santos. Tenemos que decidir compartir los beneficios con los futuros trabajadores que se unan a nuestra empresa, por lo que deberemos aceptar beneficios individuales más bajos. Tenemos que dejar pasar la oportunidad de explotar a otros y potencialmente unirnos a los cómodos asientos de la clase capitalista. En consecuencia, cualquier grupo de fundadores tiene que estar fuertemente concienciado políticamente y con unos principios muy claros, para poder empezar una empresa que no reproduzca las relaciones de propiedad capitalistas.

La estructura de incentivos de los mercados de capital empuja tanto a los propietarios de capital como a los creadores de nuevas ideas empresariales a incorporar empresas específicamente capitalistas.

No es sorprendente que, a pesar de todas las ventajas ampliamente conocidas de la democracia obrera, las empresas capitalistas dominen el panorama económico. La diferencia en las tasas de nacimiento de estos dos tipos de organizaciones es determinante. Las empresas capitalistas nacen a una tasa mucho mayor.

El capital de riesgo, en resumen, es un momento puntal en la reproducción de las relaciones sociales capitalistas Dmitri Kleiner lo expresó en la siguiente cita:

El capitalismo tiene sus medios de autoreproducción: el capitalismo de riesgo. A partir de su acceso a la riqueza resultante de apropiarse continuamente de plusvalor, los capitalistas ofrecen a cada nueva generación de innovadores la oportunidad de convertirse en un socio júnior de su club a cambio de vender el valor productivo futuro de lo que creen a cambio de la riqueza inicial que necesitan para empezar. El valor robado, muerto, del pasado captura el valor todavía por nacer del futuro. Ni los innovadores ni los futuros trabajadores de las organizaciones e industrias que han creado son capaces de retener el valor de sus contribuciones.

¿Qué pasaría si…?

Así que, el capital de riesgo: por un lado, es el motor principal de la producción capitalista y la fuente de financiamiento de nuevas ideas, muchas de las cuales mejoran la calidad de vida y expanden las restricciones técnicas; pero, por otro lado, es el motor principal de la reproducción de la explotación económica, la distribución desigual de los ingresos y riquezas y la extracción parasitaria y el robo del tiempo de trabajo de la mayoría de la población.

Cada vez que permitimos la extracción de nuestra productividad en la forma de beneficios participamos activamente en nuestra propia opresión. Esta es la perspectiva básica de la teoria de beneficio y plusvalor del trabajo de Marx.

Me parece que, en consecuencia, un objetivo básico de la práctica política marxista para construir instituciones obreras debe ser asegurarse que nuestro trabajo no se mezcle con tierra y capital que no poseemos.

¿Qué pasaría si pudiéramos intervenir en el nacimiento de las nuevas empresas capitalistas y cambiar la estructura de los incentivos en los mercados de capital? ¿Qué pasaria si pudiéramos potenciar las instituciones sociales alternativas que incrementen significativamente la tasa de nacimiento de las cooperativas de trabajadores y las relaciones de propiedad comunales? De ser así, ¿sería posible desplazar la creación de empresas capitalistas, tal y como actualmente desplazan la creación de cooperativas de trabajadores? Esto, en esencia, y como lo he entendido, es el objetivo explícito del capitalismo de riesgo de Kleiner, en el que ahora me centraré.

Comunismo de riesgo”

Ahora voy a tratar de esbozar una estructura institucional, descrita debajo. Obviamente, pasaré por encima de muchos detalles.

El “comunismo de riesgo” es un tipo de asociación voluntaria de trabajadores, que respalda la acumulación colectiva de tierra y capital. Se asienta sobre 2 instituciones clave: las cooperativas de trabajadores y la comuna en sí misma.

La cooperativa de trabajadores

La primera institución es la cooperativa de trabajadores. No me extenderé acerca de la estructura institucional de las cooperativas de trabajadores, especialmente ya que la variedad formas son relativamente conocidas y entendidas.

La diferencia clave entre una cooperativa de trabajadores y una empresa capitalista es quién es propietario de qué. La cooperativa de trabajadores ideal es de propiedad colectiva de todos sus trabajadores miembros. Por el contrario, la empresa capitalista ideal es propiedad colectiva de sus accionistas.

Una empresa capitalista contrata personas con un precio de alquiler acordado previamente y los pone a trabajar. Entonces, los accionistas se apropian de los beneficios generados por este trabajo, simplemente en virtud de su derecho sobre papel, independientemente de si han contribuido a la producción o no.

El propietario capitalista obtiene beneficios simplemente por privilegio. Como señaló John Stuart Mill, el capitalista «gana dinero incluso mientras duerme». En cambio, una cooperativa de trabajadores revierte el contrato entre capital y trabajo. La cooperativa de trabajadores «contrata» capital, en lugar de contratar trabajo. Los trabajadores de la cooperativa se adueñan de los beneficios generados por su propio trabajo, que son posteriormente distribuidos entre los miembros de acuerdo con un mecanismo democrático de reparto.

La cuestión principal es que las cooperativas de trabajadores no son instituciones económicas explotadoras. Por ejemplo, Marx, en el volumen 3 del Capital, afirma que las cooperativas «superan el antagonismo entre capital y trabajo» y deberían ser consideradas «como formas de transición del modo de producción capitalista al que lleva consigo».

La “comuna de riesgo”

La segunda institución clave del “comunismo de riesgo” es la “comuna de riesgo” (en el original Venture Commune, se repite a lo largo del texto) en sí misma, que es una federación democrática de cooperativas de trabajadores y sus miembros.

El primer aspecto clave es que todo el capital de las cooperativas de trabajadores es propiedad colectiva de la “comuna de riesgo”.

En consecuencia, la “comuna de riesgo” es propiedad colectiva de cada miembro. Si eres miembro de una cooperativa, entonces eres miembro de la comuna. Por ejemplo, considera una pequeña “comuna de riesgo” que está formada por 2 cooperativas de trabajadores. Una es una panadería y la otra una tienda de bicicletas. La panadería y la tienda de bicicletas emplean 5 personas cada una. Entonces, los 10 trabajadores tienen una participación igual en la “comuna de riesgo”. Como resultado, todos los activos productivos de todas las cooperativas es propiedad colectiva de todos sus miembros.

Y, como cada miembro tiene una participación igual, la propiedad del capital es colectivamente igualitaria. Ningún miembro puede acumular una participación desproporcionada del capital productivo. Los bienes de capital no pueden concentrarse progresivamente en menos personas.

Algunos marxistas argumentan que si las cooperativas poseen privadamente masas desiguales de capital podrían explotarse unas a otras. Por lo que una economía de mercado con cooperativas de trabajadores no suprime totalmente la explotación económica. Cualesquiera sean los principios de este argumento, no se pueden aplicar a las transacciones dentro del “comunismo de riesgo”.

El papel del “comunismo de riesgo”

La “comuna de riesgo” no planifica la producción a nivel microeconómico. Por el contrario, estas decisiones son descentralizadas y sujetas a la disciplina del mercado, como en una sociedad capitalista.

La función principal de la “comuna de riesgo” es la administración democrática de las existencias colectivas de los activos productivos. Esto incluye actividades tales como adquirir propiedad, prestar activos a las cooperativas de trabajadores y liquidarlos cuando ya no sean necesarios.

Por lo tanto, la “comuna de riesgo” ejerce el control macroeconómico sobre la producción comunal porque administra la distribución y el uso de la propiedad comunal. Examinemos el ejemplo más importante.

De vuelta a la idea de producir aplicaciones. No llegamos demasiado lejos con los capitalistas de riesgo porque querían el capital social y no estábamos dispuestos a dárselo. Pero aún necesitamos capital para adquirir las instalaciones y las máquinas. ¿Pueden ayudarnos los “comunistas de riesgo”?

La “comuna de riesgo” presta capital

Exponemos nuestra idea a la “comuna de riesgo” y a sus miembros les parece un buen negocio. Después de deliberar, votan democráticamente financiar nuestra empresa. Hemos entrado al negocio.

Sin embargo, las condiciones del acuerdo de financiación ofrecido por los “comunistas de riesgo” son bastante diferentes de aquellas ofrecidas por los capitalistas de riesgo.

La primera diferencia es que nuestro nuevo negocio de producir aplicaciones no será propietario de su propio capital. La comuna usará parte de sus fondos de capital para adquirir las instalaciones y máquinas por nosotros. Entonces, prestará esta propiedad a nuestra empresa, y a cambio pagaremos una renta por usarla.

La segunda diferencia es que, a pesar de que la comuna posee el capital, no posee la cooperativa de trabajadores. Los “comunistas de riesgo” no piden capital social en la empresa porque se oponen ideológicamente a la apropiación del producto del trabajo de otros.

En cambio, la cooperativa de trabajadores es propiedad colectiva de sus miembros.. Y en consecuencia, la comuna no tiene ningún derecho sobre ningún beneficio residual de nuestra nueva empresa de producción de aplicaciones.

Lo que sucede aquí es sutil, pero creo que muy importante. Primero, la comuna financia cooperativas de trabajadores que contratan capital y reparten los beneficios al trabajo. Segundo, el capital productivo de la cooperativa es propiedad colectiva e igualitaria de todos sus miembros. Si alguien quiere usar la propiedad colectiva deberá alquilarla. El arrendamiento es usado como mecanismo para mutualizar la propiedad.

Lo que significa es que el “comunismo de riesgo” empieza un nuevo tipo de ciclo de capital-dinero que reproduce la propiedad comunal del capital y el derecho de los trabajadores a retener completamente el producto de su trabajo.

¿De dónde sale el dinero?

Pero, ¿la comuna de dónde obtiene su capital? ¿Cómo pudo comprar las máquinas de producir aplicaciones?

La respuesta breve es que la comuna obtendrá su dinero de donde pueda. La respuesta larga es que la comuna, igual que una empresa de capital de riesgo recién creada, debe obtener el capital de los propietarios de capital existentes, que significa pedirlo prestado de los ahorradores, ya sea un pequeño número de capitalistas adinerados o un gran número de trabajadores, o ambos.

Por ejemplo, la comuna podría captar capital emitiendo sus propios bonos, de manera similar a como las empresas establecidas o los gobiernos locales emiten bonos para financiar sus proyectos.

El capital que la comuna adquiere con los fondos recaudados -por ejemplo instalaciones y maquinaria- sirve como colateral para los titulares de los bonos.

Los titulares de bonos podrían ser tanto miembros como no-miembros de la comuna Si la comuna es lo suficientemente grande podría establecerse un mercado de bonos interno, que apoyaría decisiones de financiación descentralizadas.

La comuna devuelve el dinero de los bonos con los ingresos del arrendamiento que recibe de las cooperativas de trabajadores. Obviamente, las comunas más grandes y con mayor recorrido, con portfolios diversificados, mitigarán mejor el riesgo de los proyectos que fracasen, por lo que captarán fondos a través de los bonos más fácilmente. Pero las nuevas comunas tendrán que hacer frente a los retos económicos habituales de empezar a pequeña escala e intentar crecer.

Una vez que el bono llegue al vencimiento y sea devuelto, los titulares de los bonos dejarán de tener derecho a los activos de la comuna.

Ingresos laborales

Concluyendo brevemente, hay 2 instituciones económicas clave. ¿Cómo sería la membresía de la comuna?

Pasaré por encima de los beneficios de la democracia en el lugar de trabajo o de los beneficios sociales de una mayor igualdad económica, ya que son temas ampliamente conocidos y tratados. En cambio, consideremos una duda más básica: ¿cuánto dinero recibirías a cambio de tu trabajo?

En la estructura de Kleiner parece que tendrías 2 fuentes de ingresos. Primero, recibirías los ingresos correspondientes al trabajo que has proporcionado a la cooperativa. También recibirías una parte de los beneficios de la cooperativa, distribuida de manera democrática.

Claramente, el tamaño de los ingresos de tu trabajo dependerá de lo bien que esté funcionando la cooperativa y de cómo tus compañeros valoren tu contribución. Tus ingresos del trabajo no serán iguales al de los del resto de trabajadores. Los ingresos laborales serán necesariamente diferentes, ya que dependerán de la oferta y demanda de habilidades concretas, del auge y la caída de los distintos modelos de negocio y también de las condiciones macroeconómicas, tanto en los sectores comunistas como capitalistas.

El segundo tipo de ingreso que obtendrás es una especie de renta básica, que recibirás en virtud de tu membresía en la comuna. Supongamos que la comuna, en el agregado macroeconómico, produce un beneficio con la renta de los arrendamientos. Entonces, este beneficio agregado es distribuido entre los miembros de manera democrática.

Los objetivos de crecimiento del sector comunista

Por supuesto, todavía queda mucho por discutir sobre la economía política de la comuna. Pero espero haber descrito los rasgos generales del “sistema comunista de riesgo”.

El objetivo del “comunismo de riesgo” no es tan solo sobrevivir dentro del capitalismo, tal y como ha hecho el movimiento cooperativista, sino crecer y acumular riqueza y poder a expensas del sector capitalista.

Para crecer, la comuna debe lograr realizar un beneficio neto rodeada por el sector capitalista.

Simplificando un poco, la comuna acumulará capital, es decir crecerá, si se cumplen dos condiciones de alto nivel: (i) primero, si construye las estructuras de incentivos correctas para fomentar la entrada y disuadir la salida, y (ii) segundo, que los ingresos de los arrendamientos sean suficientes para pagar los bonos.

Obviamente, el éxito de la comuna dependerá del éxito comercial de sus cooperativas. Creo que conseguir el éxito comercial es la condición menos difícil de cumplir. Eventualmente se encontrará una cooperativa que logre el éxito comercial si se financia un número suficiente de proyectos. Por lo que simplemente es un juego de números. Sucederá eventualmente dados suficientes intentos.

Por otra parte, establecer la estructura de incentivos correcta es absolutamente esencial y una condición difícil de satisfacer. Que el “comunismo de riesgo”, tal y como está concebido actualmente, tenga el diseño institucional acertado para fomentar la entrada y disuadir la salida, es una cuestión abierta.

Poder, no persuasión

Así que ahora finalizaré con un par de citas de Kleiner.

Primero, Kleiner nos expone una descripción realista y sobria del balance real entre de las fuerzas de clase. Él dice:

Cualquier cambio que pueda producir una sociedad más equitativa depende de un cambio previo en el modo de producción que aumente la participación de la riqueza retenida por el trabajador». El cambio en el modo de producción debe ir primero. Este cambio no puede lograrse políticamente, ni por voto, ni por lobby, ni judicialmente, ni por la violencia revolucionaria, mientras los propietarios del capital tengan suficiente riqueza para prevenir cualquier cambio financiando sus propios candidatos, lobistas, abogados y, finalmente, desarrollando una capacidad mayor de violencia contrarrevolucionaria. La sociedad no puede cambiarse con una huelga si los propietarios del capital han acumulado suficiente riqueza para mantenerse durante las interrupciones de la producción. Ni siquiera la negociación colectiva puede funcionar. Mientras los propietarios del capital posean el producto, pueden fijar el precio de los productos y cualquier ganancia en salarios se perderá debido al alza de los precios.

Entonces, Kleiner pregunta:

¿Cómo pueden los trabajadores cambiar la sociedad en defensa de sus intereses si ni los medios políticos, ni las huelgas, ni la negociación colectiva es posible?» Deben negarse a aplicar su trabajo a propiedad que no les pertenezca y, en cambio, adquirir su propia propiedad mutua. Esto significa limitar su trabajo en comunas, tomar el control de su propio proceso productivo, retener todo el producto de su trabajo, formar su propio capital y expandirse hasta que hayan acumulado colectivamente la riqueza suficiente para lograr una mayor influencia social que los propietarios, haciendo posible un cambio social real.

Esto es todo por ahora.

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